En la TV mexicana, colombiana y española, sus noticiarios reflejan una Venezuela ingobernable, en contraste con el bienestar de vida de sus naciones, pues no sufren falta de productos. El capitalismo salvaje publicita y disfraza la vida corriente, aunque en política su "democracia representativa" deba arrodillarse a los EE UU y el mercado "libre". Recordé al Profeta Amós, que en el 750 antes de Cristo descubrió el bienestar de Asiria, pues este ocultaba una enorme descomposición social. Amós advirtió "mucha gente está en la miseria mientras la clase dirigente aumenta sus riquezas, construye mansiones, y organiza espléndidos banquetes", descripción acorde con la "democracia representativa" del mundo capitalista veinte siglos después.
Había graves desigualdades sociales y un contraste brutal entre ricos y pobres. Los campesinos y pescadores a merced de prestamistas, hipotecas y embargos. Los comerciantes se aprovechaban de la gente, falseando las pesas y las balanzas. Los jueces se dejaban sobornar, y recurrían a trampas legales. Y lo peor era que el gobierno no hacía nada para remediar la grave situación de injusticia. Amós se dio cuenta del deterioro estructural que sufría la sociedad de Asiria, sin fórmulas de enmienda. La única salida era empezar de nuevo. En sus visiones el Profeta Amós afirmaba que Dios tenía razón.
Si aplicamos este comportamiento humano a la actualidad, comprenderemos que desde Venezuela para el mundo, el humilde ciudadano Hugo Rafael Chávez Frías nacido en Barinas, integrante de una numerosa familia, bajo la tutela de padres educadores y su abuela campesina, cuando el destino lo llevó al poder político a los 45 años de edad, gracias a su erudición cívico militar aplicó teorías modernas del socialismo, el marxismo leninismo, el respeto al pluralismo político, a la empresa privada trabajadora y a la masa honesta, e implementó la fórmula de avanzar con justicia, ejemplo en que se ha convertido la Revolución Bolivariana venezolana siglo XXI, hoy atacada ferozmente.