Paz, barbarie o intervención gringa

El legado de Jesús de Nazareth, Mahatma Gandhi, Nelson Mandela, por ilustrar tres grandes líderes que hicieron historia, chocaron con las ideas e imposiciones de la época al desafiar a un sistema (cada uno de manera distinta), que atentaba contra la lucha de clase de sus pueblos, sometidos a las vejaciones a las que esclavizaron su gente, desde el punto de vista religioso y político, por el imperio romano y la iglesia en el caso de Jesús; por el imperio británico, la violación de las libertades y derechos civiles en el caso de la India con Gandhi y la lucha abierta contra las políticas del apartheid, al desafiar a la minoría blanca que dirigía Sudáfrica como lo hizo Mandela. Cada uno de ellos impuso, en su gesto de valentía, el símbolo de la paz e hicieron que el mundo rechazara los sistemas de opresión, de esclavitudes, de segregación racial, con una revolución pacífica en la lucha por la reconciliación de su país logrando la unión de sus compatriotas o de sus hermanos. En Venezuela hay muchos compatriotas que invocan a Jesús, que comparan a algunos líderes de la oposición con Mandela, pero ignoran realmente el inmenso trabajo que ellos hicieron a favor de la paz, distinto al que ellos practican. Hoy vivimos el peor espiral de violencia jamás vista en el país. Ya el hecho de vivir las distintas guerras (económica, psicológica, de cuarta generación, alimentaria, financiera,) parece ser que no han sido suficientes para quienes la conducen desde su trinchera, ahora el nuevo guion es implantar una guerra civil, la barbarie entre hermanos, donde los que pensamos distintos a ellos no tengamos cabida ni en el país ni en ninguna otra parte del mundo, para que en el corto plazo los EE.UU. intervenga por "razones humanitarias" si así lo solicita la OEA o la ONU, tal como lo ha venido instando la oposición. Esto supondría un beneficio no para los seguidores de la derecha quienes salen a la calle a cometer los peores desmanes contra su propio pueblo, a quienes los han usado para poder llegar a sus objetivos lucrativos: los recursos petroleros y energéticos, el emporio mediático y el negocio de la gran industria militar

Solo los venezolanos somos los únicos en escoger estas tres vías: la paz, la barbarie o la intervención gringa. Y la PAZ es el camino, ésta se alcanza con la no violencia que es la fuerza del alma, como dijo Gandhi, para que ella pueda darse la primera exigencia consiste en respetar la justicia alrededor de nosotros y en todos los terrenos, puesto que no se puede ser no violento y permanecer pasivo ante las injusticias sociales. La intolerancia política, a la forma de pensar nuestro hermano, o amigo, o compañero de trabajo, nos llevó a niveles extremados derivado del odio que impregnaron en la psiquis de los más radicales para quienes el pensar y defender una causa es prohibido, tal como lo han asomado Patricia Poleo, o César Miguel Rondón, o Freddy Guevara en las redes sociales, lo cual hace que se exacerbe el odio hacia los socialistas, pero también el miedo, la frustración y la impotencia hacia otro sector de la sociedad (que es la mayoría) que rechazan la violencia por considerarla desgastante y divisionista entre la población, aunado a un resentimiento de quienes acudan a su centro de salud más cercano, o a su abasto, o a su banco, y no pueden hacer su uso porque estos establecimientos fueron quemados o saqueados. Esto nos está llevando, entre hermanos, a aplicar la "Ley del Talión", o el "ojo por ojo y diente por diente" y no aquellas sabias palabras de Jesús "no hagas al otro lo que no quieras que te hagan a ti". La situación política del país toca sus puntos más álgidos y el control se le está escapando de las manos al gobierno. Cuando incursionó la izquierda en el país en la cuarta república era inimaginable que estos movimientos de lucha que se formaron en la universidad, por ejemplo, fueran a atacar un ambulatorio, porque sus objetivos eran otros; pero también era impensable que un muchacho de esta tendencia arrojara excremento, le quitara el uniforme a un guardia, lo golpeara y asesinara. Todavía recordamos cuantos campesinos, indígenas y estudiantes fueron golpeados por los cuerpos represivos del Estado en esa época y para ello nunca se propuso una guerra civil o una intervención gringa.

No incito a que los cuerpos de seguridad actúen como otrora, solo pretendo hacer un breve cuadro comparativo de aquella época y ésta que nos ha dado más paz y todas las condiciones necesarias posibles para garantizar nuestros derechos políticos y civiles, por eso la insistencia del diálogo y la propuesta de la constituyente, porque este gobierno ha sido garante de los derechos democráticos a pesar de los debilidades que se les pueda atribuir. Queremos la paz, porque amamos la vida. Nunca a los que pensamos distinto y apostamos por un sistema más humanista se nos ha ocurrido llamar a exterminar a ninguna familia opositora, porque tenemos un proyecto de Patria que nos da cabida a todos, porque es sencillamente incluyente, como lo propuso Bolívar: integración y libertad, sin depender de ningún imperio. Vivir libre es estar dispuesto a morir. Todo homicidio y todo atentado contra tu hermano es un crimen contra la humanidad.

(*)esmeraldagarcia2309@yahoo.com



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Esmeralda García Ramírez

Licenciada en Administración Articulista

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