La decisión de la Patria de Bolívar de tomar el camino del socialismo como fórmula para liberarnos del yugo opresor del imperio norteamericano y de la oligarquía cipaya, aferrada al poder del capitalismo neoliberal - que hoy ralla en el fascismo - se ha convertido en un verdadero calvario de muerte y turbulencia.
Desde la llegada del Comandante Hugo Chávez al poder en diciembre de 1998, la jauría criolla conectada a la más nefasta secta de los zamuros del mundo y de quienes saqueaban nuestras riquezas y nuestra materia prima, hoy reacciona desesperada ante el avance del pueblo venezolano.
Con diferentes matices en Latinoamérica, gracias a la lucha de clases, se ha visto el renacer de un liderazgo alimentado por su historia, sus héroes y las luchas liberadoras de los pueblos quienes se enfrentan a los imperios del Norte: Europa y los Estados Unidos.
El camino no ha sido fácil, porque el imperialismo amenazado de muerte - como está - por sus propias contradicciones internas, reacciona como una fiera herida y usa sus armas más sofisticadas para someter a un pueblo, el cual le ha resultado un hueso duro de roer, gracias a su fortaleza y a sus valores inspirados en la justicia, la libertad e independencia, vivos desde su nacimiento como nación soberana de este continente latinoamericano.
El caso venezolano es único en el mundo y es el reflejo de su historia que lo muestra siempre como un faro de luz, en el concierto de las naciones, al enarbolar siempre las banderas de independencia contra los imperios, quienes lo han querido subyugar a lo largo del tiempo.
Hoy nuevamente enfrentamos una coyuntura histórica que requiere de la más lúcida templanza para enfrentar los más feroces ataques que nación alguna haya confrontado, sobre todo en los esquemas de la guerra de IV generación, la cual deja sus muertos en las veredas y a ambos lados del camino.
Los ataques no cesan y han sido despiadados a medida que el pueblo ha conquistado sus avances sociales, propios de un sistema político ideado para el buen vivir y bajo un esquema concebido para favorecer a los más débiles, a quienes les había sido vedado el acceso a los más elementales servicios y bienes, derivados de las riquezas de nuestro subsuelo.
La actual situación que vive Venezuela no es casual. El avance alcanzado y las conquistas logradas por el poder popular, le han conducido a tener que enfrentar un ataque furibundo de las élites y la burguesía criolla, quien se había incrustado en el poder gracias al
saqueo de sus riquezas naturales, las cuales ofrecía al mejor postor para mantener su estatus, sus privilegios y su dulce vida.
Bajo el cuento de una efímera libertad y falsa democracia, la oligarquía criolla parasitaria y lacaya del imperio norteamericano y europeo, ha reaccionado desesperada y se vende como siempre lo ha hecho a sus mentores, buscando espacios perdidos junto a una jauría de gobiernos rastreros, quienes le temen al ejemplo socialista asumido por la Patria de Bolívar.
No es concha de ajo lo que está en juego. La etapa que hoy atraviesa Venezuela es una dura contienda donde la paciencia, la templanza y el equilibrio se someten a una dura prueba y a las más audaces estrategias y tácticas, de la guerra moderna por parte del imperialismo.
Los esquemas aplicados en nuestra patria son una mezcla de los métodos utilizados con éxito por los imperios capitalistas en otros países (Iraq, Afganistán, Libia, Siria y Chile en Latinoamérica) a través del Comando Sur de los EEUU o la OTAN.
Los escenarios que hoy se presentan, como muestra de la guerra no convencional, están en marcha en Venezuela. El trabajo sembrado por varios años a través de los medios de comunicación tradicionales y los más modernos como los manejados a través de las redes sociales, se ven reflejados en la conducta de los venezolanos.
Nos quieren ver enfrentados en las calles y avenidas de las ciudades del país a los venezolanos representados en la MUD y en los partidos del Gobierno (Psuv y el GPP), quienes ya ofrecen cuadros desoladores y lamentables con saldo de muertes que superan a un centenar y que además, pudieran pasar desapercibidas.
El balance en nuestro país es desolador y la paciencia del Gobierno Bolivariano ha sido sometida a duras pruebas. Los resultados ya superan a los experimentos de laboratorio y muchos de sus ejecutores ocultos, se frotan las manos.
Estos echan números y esperan el fruto diabólico de su inversión macabra, la cual destruye todo lo que consigue a su paso en países escogidos para generar muerte y desolación; todo a cambio de obtener sus riquezas las cuales son por demás apetecibles e incalculables (petróleo, agua, minerales estratégicos y biodiversidad).
La llegada del fascismo no es cuento de camino en Venezuela. Todo ha transcurrido velozmente para así ver correr la sangre y el efecto de sus bombas intangibles, que destruyen los cerebros de los desesperados opositores, quienes sueñan con ver caer el régimen para complacer a sus amos del Norte y a quienes como traidores, les giran instrucciones desde Washington, Miami, Madrid o Bogotá.
En el suelo de los libertadores y en la Patria de Bolívar, Miranda, Sucre, Zamora y Chávez suenan tambores de guerra pero se impondrá la paz; porque está sembrada en lo más profundo del alma de los venezolanos.
En la Venezuela socialista podremos afirmar muy pronto, sin temor a equivocarnos, a una sola voz y con la protección de Dios que hemos superado la sobredosis de violencia, porque se impondrá la paz… Amén
¡Amanecerá y veremos!