Sra. Fiscal, su aspiración puede ser otro en la vida

Usted nunca dejará de tener rasgos indígenas, por mucho que asomen claros colores bajo los párpados caídos de sus ojos, recuerdo insigne de las razas autóctonas americanas; por mucho que le hagan cola en las farmacias sus proveedores de tinte rubio, siempre se ve su nariz ancha entre tanta palidez; tener la tez clara no significa ser oligarca, sino tal vez el recuerdo lejano de "pernadas" que pagaban los pobres en pueblos donde despuntaba la imagen dominante del hombre rico y poderoso.

Esas vergonzosas imágenes del joven a quien prendieron fuego en vida, apuñalaron y tras eso sumaron la burla más infame los frustrados asesinos, nos evidencian que la palabra de la Revolución no fue suficiente para que se impusieran los valores de la educación, el trabajo y la participación, por sobre todos esos políticos de oposición que no tienen ni han tenido jamás la misma influencia que uno solo de los políticos que alguna vez se pusieron delante de la masa social activa revolucionaria. Bastó por eso que la cabellera pintada de amarillo se pusiera al frente de los micrófonos para desatar la furia de quienes carecen de sentido, palabras y propuestas. Se llenaron los cerebros con el discurso que no atinaban a conseguir por su cuenta ni encontrado en la boca de sus líderes, esos mismos líderes que ya no son unos chamitos, sino unos señores de edad que se han puesto delante de una juventud sin otro destino que el del asesinato de sus conciudadanos, confundidos en sí mismos frente a los pensamientos diferentes a los suyos, una vez inoculado el odio por esos mismos personajes envilecidos por el más infame de los deseos.

La palabra de la Fiscal lució inapelable, no porque la validaran las tonteces de la mingonería política de los ricos mediocres e ineptos que ahora son sus protectores, sino porque en la idiotez constante del vacío discursivo de sus cotidianidades no había más densidad razonada que la expresada por esta señora, aunque sus argumentos fuesen absolutamente rebatibles. Siguió siendo el discurso revolucionario, pero esta vez desde la cara oscura o contrario a sí mismo, el que se usó para llenar de razones la lista de cualquier-cosas necesarias para iniciar el crimen, y no el vacío de palabras de estos viejos y desgastados políticos, o de los autodenominados intelectuales. Estos últimos, sólo por hablar despacio y sin alzar la voz, convencen a los ansiosos de poner algo en sus imaginaciones, que la inteligencia se substancia en palabras poco densas pero afiladas para el daño que se larvó en sus intenciones.

Carentes de discurso distinto al puputov, los viejos políticos disfrazados de jóvenes tomaron las palabras de la Fiscal para que aflorara una parte del pueblo que no puede salvarse a sí mismo. Situación, además, con aditamentos especiales, como los breves discursos de hijos que quieren independizarse de la imagen poderosa de algún padre; o de artistas populares que se venden, con premura prostituida, para magnificar el lenguaje soez y lleno de odio; o de supuestos "periodistas" piltrafas con programitas imaginarios que salen al aire por canales baratos de internet, y que sólo entrevistan a su gente del getho latino gusanoide mayamero.

Cuando uno sólo de quienes fueron figuras de la Revolución está delante de un micrófono, puede causar una influencia mucho mayor y más poderosa que todos esos desgastados y mediocres políticos que tan sólo ofrecen el bombón de los efectos especiales del odio, frente a jóvenes que sólo han tenido criterio de aprovechamiento de las ventajas de la riqueza nacional. Sin embargo, así como esas figuras pueden agitar imaginaciones malignas de masas, no tienen, en la misma medida, asidero en quienes hacen crítica de los discursos, ni tienen fuerza para dar el golpe contra la paz, no tienen cabida ninguna en la poderosa convicción de quienes apuestan por un país potencialmente poderoso y al mismo tiempo pacífico.

Cuando una figura de la Revolución habla, sea joven o vieja, lleva el compromiso de la paz, el respecto por el pueblo todo, resistiendo el baño de la infamia porque tiene el compromiso de la paz histórica de una ilustre nación libertadora. Hubo Usted de rozar de manera innoble ese lustre para dar fuerza a los ineptos políticos que ahora anuncian su llegada y son jefes de prensa de sus discursos.

Rondón no ha salido porque está sobrellevando una guerra en silencio sobre sus espaldas; no ha salido porque su batalla es de resistencia. Cuando tenga que salir será arrollador e indetenible. Téngalo por seguro.



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Carolina Villegas

Investigadora. Especialista en educación universitaria

 saracolinavilleg@gmail.com

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