"No todo lo que brilla es oro, aunque brille por oro lo que es cobre" Esta amarga verdad, pudiera orientar el debate para desentrañar las verdades ocultas y las medias verdades que nos plantea, el economista Emeterio Gómez, en su artículo: "Trueque, escasez y valor de cambio", publicado en "El Universal", el 20/08/2006, en el que, de un solo guamazo, reduce todo a que "el valor depende de la escasez" y que los bienes siempren tendrán algún precio, "porque éstos lo único que expresan es la escasez relativa". Con esto justifica, seguramente, la famosa "Ley" de la oferta y la demanda, el neoliberalismo salvaje, el precio de una botella de Whisky, por qué la naturaleza nos regala el aire, y seguramente, el alto precio que adquiere en el mercado el amor, la sensibilidad social y el afecto fraternal de algunos líderes mundiales, pues "escasea" en sus mentes, su espíritu y en sus corazones. Si no, ¿cómo se justifica tanta barbarie en Irak y en el Líbano, tanta miseria y pobreza en medio de una naturaleza superbondadosa?
Gente como la Madre Teresa, el Ché, Martin Luther King, Gandhi, Jesucristo o el propio Chávez, han tenido, por el contrario, sobreoferta de amor para dar, pero han cometido el "error" de no intercambiarlo por dinero sino, por amor al prójimo. Todo viene a cuento, porque Chávez ha expresado la necesidad de ensayar e impulsar los principios de la economía solidaria, del intercambio de bienes y servicios en espacios de libertad y cooperación que él ha llamado: "mercados comunitarios", en los que no aparezca el "vil metal", como mercancía de intercambio comercial, sino la voluntad y el interés de los productores o "propietarios de bienes y servicios" de realizar un trueque con otros productores, a los cuales les "escasea" otros bienes y servicios, que satisfagan sus necesidades (naturales, creadas, sentidas o inventadas).
Esto es críticado por Emeterio, quien se lamenta de tener que escribir su artículo para rebatir y argumentar contra el trueque y la pretensión de eliminar el valor de cambio después que ha "gastado su vida estudiando economía". Mire hermano, perdone que le diga esto, si algún profesional ha enredado la explicación de la realidad económica han sido los propios economistas, sobre todo los economistas que ayer, como Carlos Blanco y Gerver Torres, entre otros, nos enseñaban, con emoción incuestionable, la Teoría del Valor Trabajo, de Carlos Marx y luego, sin arrepentimiento alguno, cual revisionistas que reconocen sus errores juveniles, se pasaron para el extremo contrario ¿Ud. fue uno de ellos? Con razón dicen que los extremos se tocan y que la economía es algo tan serio, que no podemos dejarla en manos de los economistas.
Por ello Chávez, con su "ignorancia", nos ha puesto a bailar en la punta de la uña el trompito de la solidaridad y la cooperación, por encima de la académica discusión sobre la distinción entre valor de uso y valor de cambio, entre precio y valor, entre mercado de libre competencia y competencia imperfecta, etc. Usted se pregunta, y nos recuerda, "un complejísimo problema que a la humanidad le llevó milenios en resolver": ¿Qué determina el valor de los bienes? Pues, vuelvase a leer "El Capital" de Carlos Marx, pero con calma y sin apasionamiento y lea, sobre todo, el capítulo referido a la Teoría del Valor y el Socialismo, del enjundioso libro de Federico Engels, "Anti-Dürinhg", allí encontrará una "clara explicación" a su inquietud.
Por mi parte, ya hace tiempo resolví el asunto. El valor viene dado por la energía que tienen incorporado los bienes y servicios, por eso he sostenido la Teoría del Valor Energía de la que espero hablar otro día. El precio, lo determinan múltiples factores: la escasez, -es verdad-, pero también: la especulación, el monopolio, los gobiernos (PVP), la percepción y subjetividad humana, etc. Por eso Chávez se pregunta, hermano: ¿Cuántos cambures me das por esta tremenda cachama? ¡La solidaridad y el amor valen mucho y no tienen precio!