El 7 de Junio 2017, luego de analizar fríamente el clima político, -algo muy difícil en la actualidad-, decidí este reporte de opinión que me dicta la conciencia y experiencia de haber vivido el escenario político de mi país, desde el 23 de Enero 1958. He noticiado, comentado y escrito opiniones para la radio y la prensa, a partir de 1964. Mi verdad objetiva desde la izquierda, lamenta que la revolución bolivariana, líder de buenas intenciones y ejecutorias hacia el pueblo de menores recursos, con los mayores índices de educación, trabajo, salud, vivienda y protección social sin discriminación, esté en peligro de un descalabro, víctima del feroz ataque sostenido nacional y mundial. Nos intoxica la catapulta de odio y engaño que impulsa la disociación en una porción votante, confundida, e insensibilizada en campañas por medios abiertamente enemigos del socialismo, dentro y fuera de nuestro territorio patrio.
La cadena dirigida "a la calle", persuade a quienes no perciben las perversas intenciones del capitalismo mendaz. Son los mismos que esconden pañales, toallas sanitarias, alimentos, medicinas, detergentes, encarecen artículos del hogar, desesperan a madres, esposas, hermanas, tías y féminas en general, desde ejecutivas a obreras. Influyen falsamente en abuelas y abuelos pensionados o no, pese a que Venezuela atiende al 85 % de sus habitantes de la tercera edad, record mundial. La locura especulativa buscó culpar a Chávez hasta su muerte, y luego a Maduro, más fácil de atacar que el carismático Comandante. Han devenido en cierta infeliz opinión sembrada, apelando al terrorismo. La entereza soberana de socialistas bolivarianos, choca con quienes favorecidos por disposiciones sociales que "cazan" y no desaprovechan, resultan inducidos publicitariamente hacia un criterio ignaro, responsabilizar al Presidente por todo lo que puedan achacarle, a través de la mediática inclemente y conspirativa.
Timados por el marketing informativo propagandístico que enceguece, creen que los promeseros de "la última cola" en el 2015, no los van a desencantar. Deberían observar a Brasil, Argentina, Honduras, México, Perú, Colombia, países en las fauces del capitalismo salvaje disimulócrata y torturador, que asesina bajo su "democracia representativa". Es triste pensar una hipotética derrota, luego de luchar más de medio siglo por un modelo socialista y bolivariano de izquierda, al cual accedimos en 1999, y caigamos vencidos por el imperio del mal con su ley de penetración social de falsa democracia, encabezada acá por liderzuelos, que pactan con el terrorismo, la delincuencia organizada, y el paramilitarismo asesino.