Cada día se hace más difícil construir argumentos explicativos de la crisis nacional para nuestros hijos, sobre todo para aquellas mentes que por su corta edad no tiene la capacidad analítica, frente una corriente de pensamiento, modelo o ideología política. Recientemente a mi esposa en compañía de mi hija, menor de edad, fueron víctimas de un robo en un semáforo de la ciudad de Maracay. Me llamo la atención que sin señales de asombro, mi hija con gran naturalidad me decía "papa casi que nos matan", no vi en ella temor; me lo contaba con mucha naturalidad como si lo ocurrido era algo normal. Esto me llevo hacer un análisis retrospectivo de lo que había sido mi infancia, y al hacerlo no encontré dentro de mis recuerdos algún acontecimiento parecido a este tipo.
Debo reconocerme como una persona de pensamiento de izquierda, desde adolecente tuve esa determinación, producto de la observancia que me presentaba la injusticia, la corrupción, la burocracia, entre otros antivalores destructores del Estado Nación. Las fuerzas emergentes del pensamiento libertario se justificaba a cabalidad, a escondida, muchos como yo buscábamos formarnos en ideas transformadoras; teniendo como figuras inspiradoras hombres de mundo que escribieron con sus actos libertarios espacios de iguales. Nuestra justificación de lucha era validada por fundamentos teóricos y doctrinarios, pero a su vez, con la energía que da ese carácter juvenil capaz de mostrarse con irreverencia ante lo que cree que está mal. Fueron esas luchas las que en lo particular me condujo apoyar la idea de transformación liderada por el presidente Chavéz, a través de él y por el contenido de muchos de sus discursos, mi autodeterminación de trabajar para tributar a su idea siempre estuvo presente. Sería injusto el no reconocerle tantos logros que se fueron diluyendo por falta de monitoreo, vigilancia y control.
Es preciso que los socialistas con cargo de dirección nacional piensen en estrategias viables que permitan reconducir la idea primigenia que nos dibuja el enfoque libertario, tan bien interpretado y accionado por el Comandante Chávez, ser socialista no es una cuestión de casting, se requiere de un proceso formativo y compromiso sincero que ponga por delante un sentimiento por la pertinencia hacia la Patria. Se requiere prepararse y tener esa capacidad embrionaria para acertar en las decisiones tomadas que impacten de manera horizontal, dentro de un rango colectivo. Pese a todas las calamidades por la que he pasado junto a mi familia, mi carácter de izquierdista está y estará siempre presente, porque para mí, Venezuela es el mejor país del mundo, por sus recursos, su gente, sus costumbres y sus colores.
Creo firmemente que los venezolanos de cualquier tendencia ideológica deben converger en una vía de encuentro, deponiendo intereses individuales que lo único que buscan es alejarnos como venezolanos. La historia nos describe como hombres y mujeres de gran valor, es a ese valor que debemos invocar para deponer posturas que entorpecen el camino a la paz. Son muchos los problemas se requiere que los responsables de estos reconozcan sus culpas, debe verse como un hecho de valiente, evitar males mayores no debe ser la idea. Errar es de humanos y rectificar posturas y actitudes es de inteligentes, juguemos hacer inteligente. No permitamos bajo ninguna circunstancia injerencia extranjera en nuestros asuntos internos, somos nosotros los que decidimos el cómo y el que hacer. Es preciso creer firmemente en la autodeterminación de los pueblos. Bastante le costó a Bolívar y otros tantos próceres la libertad de nuestra patria para permitir que esta sea neocolonizada.