Gradualmente, y en la medida que el gobierno torpemente sigue atacando a Luisa Ortega Díaz, más se consolida, no sólo como máxima garante de nuestros derechos ciudadanos, sino que comienza a verse como una líder nacional, que pudiera aglutinar en el corto plazo a las fuerzas del chavismo, ahora enfrentadas al madurismo, nada menos y nada más, que por la vigencia de la Constitución de 1999.
En tal sentido, el madurismo luce desorientado. De hecho, saber que Diosdado Cabello utilizó a su máximo panegírico, es decir, Pedro Carreño, para que fuera éste como el individuo más desacreditado del parlamento quien llevara a Maikel Moreno, el zascandil magistrado del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), un "recurso" por insania mental y otras barbaridades contra Luisa Ortega Díaz, cuando ésta fue la fiscal que reconoció y dejó Hugo Chávez como la guardiana de nuestra Constitución, pues, termina por develar que la cúpula madurista, hace tiempo traicionaron el legado del líder fallecido de la revolución bolivariana. Es más, considero que el peor error que pudiera hacer el madurismo, desde la cúpula del TSJ y el mal llamado Partido "Socialista Unido" de Venezuela, sería "destituir" a Luisa Ortega Díaz, porque tal acción terminaría por catapultarla a la cima de la escena política venezolana.
Por otra parte, la llamada Mesa de la Unidad Democrática (MUD) también luce deslegitimada ante la opinión pública y sin líderes que pudieran enfrentar con éxito un posible gobierno que sustituya al madurismo ante la espantosa crisis política, económica y social que azota a Venezuela, razón por la cual, la propia Luisa Ortega Díaz, tanto por su condición de mujer, lo cual le genera automáticamente mucha simpatía, tiene en las diferentes clases sociales y grupos de opinión un importante apoyo de entrada y mínimo rechazo, así como por su valiente postura, temple e hidalguía democrática, la están convirtiendo, sin duda, en una referencia constitucional y política ante una posible candidatura presidencial.
Quizás sea muy prematuro evaluar el impacto que está logrando Luisa Ortega Díaz en el contexto político venezolano, pero los errores de quienes dirigen la confrontación por el poder en Venezuela, unido al rechazo de la violencia de la mayoría de los venezolanos, y la necesidad de defensa de la Constitución sobre cualquier interés hegemónico del poder, están situando a la fiscal general de la República en un núcleo de máxima opinión ante los sucesos que están aconteciendo en Venezuela; verbigracia, es Luisa Ortega Díaz, una mujer que está despertando miles y miles de simpatías, valoradas no sólo por el fracaso de la clase política de quienes se autodenominan de "izquierda" o "derecha", sino porque evidentemente, nada mal le viniera al país, que una mujer se convirtiera en nuestra próxima referente presidencial.
Tal ha sido la importancia de la fiscal en estos tiempos, que incluso comienza a ser reconocida en el plano internacional con apoyos de instituciones como el grupo de países que integran la Organización de Estados Americanos (OEA), Mercado Común del Sur (Mercosur) y hasta la Organización de Naciones Unidas (ONU); lo cual refuerza que su personalidad ha ido más allá de nuestras fronteras.
Luisa Ortega Díaz avanza a paso firme hacia nuevos espacios de protagonismo en la historia contemporánea de Venezuela. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.