Recientemente Carlota Fominaya publicó un artículo en www.abc.es, con base en una conversación que sostuvo con Alberto Royo, autor del libro La Sociedad Gaseosa. El contenido del escrito de Fominaya resulta por demás interesante, al momento de revisar cuál es rol que cumplen la educación y la acción pedagógica que desarrollan los docentes.
Una primera idea a destacar tiene que ver con lo que significa un buen sistema educativo, el cual debe garantizar que cada alumno, independientemente de su capacidad, pueda desarrollar su potencial al máximo, proporcionando el apoyo que necesite aquel que tenga más dificultades, porque es evidente que el alumno más capaz necesitará menos esfuerzo y, por lo tanto, también menos ayuda.
Una segunda idea importante que aparece en el escrito de Fominaya se refiere al valor del conocimiento, en tanto que no se puede apreciar y disfrutar de algo, si no tiene un cierto conocimiento, el cual se trasmite y se adquiere en la escuela, por lo que ésta no debe convertirse en un centro terapéutico, ni de ocio, ni de auto-ayuda, a propósito de la homeopatía pedagógica.
Resalta en tercer lugar la idea según la cual, los avances tecnológicos aplicados en la educación son beneficiosos, pero eso no nos puede llevar a postrarnos ante ellos y pensar que nos van a permitir renunciar al esfuerzo o al trabajo individual, por lo que hay que empezar por entender que no hay transformación importante en el cerebro humano que no sea con esfuerzo, ya que aprender cuesta un esfuerzo.
Finalmente está el tema de la desconfianza generalizada que existe entre todas las partes que intervienen en el proceso educativo, ya que los padres desconfían de los profesores, la sociedad desconfía de los profesores, los profesores desconfían de los padres, los políticos y los profesores desconfían unos de otros, siendo los niños los únicos perjudicados.