El madurismo en la oposición es lo que necesitamos para lograr la paz en Venezuela. Sí tuviéramos un madurismo opositor ante un gobierno que generara una inflación de tres y cuatro cifras anuales, que a su vez originara que miles y miles de venezolanos hurgaran en la basura un mendrugo para calmar el hambre, el madurismo sobre esos hechos, jamás diría que es por culpa de erradas políticas económicas y sociales del gobierno, sino que ellos como oposición dirían que no existen fallas del Estado, sino por culpa de una "guerra económica".
Sí tuviéramos un madurismo opositor ante cualquier escasez de alimentos y medicinas, nunca se atrevería a poner en duda la eficiencia del presidente de turno y sus ministros, sino por el contrario, promovería protestas en todas las embajadas ubicadas en nuestro país por imponernos un "bloqueo económico", mientras que iría a Miraflores para darle un apoyo al poder ejecutivo con pancartas que dijeran: "con hambre y enfermo con el gobierno me resteo".
Sí tuviéramos un madurismo opositor sabríamos que ante la mínima denuncia de corrupción administrativa, máxime si ésta saliese de alguna disidencia del gobierno, jamás avalarían tales "presuntos", o sea, nunca durarían de la honestidad de los altos funcionarios públicos. De hecho, si viesen que los altos funcionarios vivieran en lujosas urbanizaciones, se desplazaran en sendas camionetas de lujo de las más ostentosas marcas mundiales, vistieran trajes, corbatas, vestidos, zapatos y carteras de las afamadas marcas europeas, promoverían un proyecto de ley para que todo aquel individuo que llegara a decir que esos "funcionarios" son corruptos, sin presentar "pruebas", sean considerados "traidores a la patria", y condenados a la máxima pena posible tras las rejas. Si la "calumnia" es por mostrar fotos en redes como, Twitter, Facebook, Instagram, entre otras, el madurismo propondría que la pena sea el doble de la estipulada por someter al "honorable" funcionario al escarnio público.
Sí tuviéramos un madurismo opositor que supiera de un "contralor" general de la República, "primeras combatientes", o altos funcionarios del gobierno que tuvieran contratada a la mayoría de su familia en la administración pública, jamás pedirían una investigación sobre el particular, sino saldrían con inmensos comunicados en diversos medios y redes sociales, felicitando a tales individuos por practicar el "nepotismo positivo", como una forma de que todo quede en "familia".
Sí tuviéramos un madurismo opositor en donde los estudiantes o docentes se quejaran porque las escuelas y liceos están abandonados en sus infraestructuras, sin transportes, sin mobiliarios, sin equipamiento tecnológico, sin programas de alimentación, con becas y salarios miserables tanto para educandos como educadores, sugeriría al gobierno que fueran a esos planteles para repartir algunas "canaimitas" (minicomputadoras portátiles de bajo procesamiento), en cuyos actos de "entregas", se desprendiera por parte de "funcionarios" un discurso con una alta carga ideológica, en la cual se afirme que sólo con el gobierno y su "presidente" es posible entregar tales aparatos informáticos con una educación "gratuita".
Sí tuviéramos un madurismo opositor que fuera testigo de estudiantes universitarios que protestaran por cualquier razón política, económica o social, el procedimiento para intentar aplacar tal realidad, sería con similar "modus operandi" al empleado en los planteles oficiales, pero se otorgarían algunas "tabletas" (pantallas táctiles con procesadores incorporados) solo para los estudiantes que compartan las visiones del gobierno para intentar "convencer" a quienes estén en contra y se plieguen ante los designios gubernamentales. Por supuesto, el madurismo asesoraría al gobierno, sobre el cómo, según ellos, debería ser transgredida la autonomía universitaria con grupos armados estatales o paraestatales con el propósito de apresar a los "estudiantes" que se resistan a cambiar su opinión contra el presidente de la República y sus colaboradores, y posteriormente, que esos estudiantes sean llevados con juicios de sentencias inmediatas que los califiquen de "terroristas" para que cumplan sus penas en las cárceles más distantes y peligrosas del país, preferiblemente, sin acceso para ninguno de sus familiares o allegados.
Sí tuviéramos un madurismo opositor que ante la mínima protesta de pacientes, familiares de éstos, así como médicos, enfermeras o personal asistencial de hospitales, ambulatorios y, hasta llamados "centros de diagnóstico integral" o módulos de lo que una vez fue llamado "barrio adentro", por carencia de medicinas, materiales médicos quirúrgicos, contaminación de quirófanos o áreas de hospitalización, deterioro de las instalaciones y equipos de laboratorio, radiología, traumatología, cardiológicos, diálisis, entre otros, de ninguna manera acompañaría a los afectados en tales situaciones, sino por el contrario, sería vocero junto con el gobierno en desmentir esas circunstancias, acusando a los médicos de "burgueses" y "capitalistas", y recomendado al régimen que hable de la "guerra bacteriológica" como forma de justificar las muertes intrahospitalarias. Si llegaran a aparecer imágenes con niños en "cunas de cartón", el madurismo se encargaría de buscar fotos con situaciones similares de otros países, para intentar "desmentir" a quienes con tal verdad, quieran desencadenar una exagerada campaña de "descrédito".
Sí tuviéramos un madurismo opositor que escuchara reiteradamente del presidente que están planificando un "magnicidio", ello como oposición, nunca pondrían en duda tales palabras, sino recomendarían la creación de "colectivos" armados como fuerzas especiales de defensa para el gobierno, integradas fundamentalmente por quienes hayan estado o se encuentren "privados de libertad" con experiencia en el manejo de armas, como una forma revolucionaria de "regeneración social".
Sí tuviéramos un madurismo opositor que viera al pueblo salir a protestar en las calles y avenidas de todos los estados, porque tiene un gobierno que lo somete, humilla y subyuga, cuyos efectivos militares y civiles disparan a mansalva contra los manifestantes, reprimiendo las protestas sociales con el lanzamiento de bombas lacrimógenas, así como empleando los llamados "rinoceronte" o "ballena" para dispersar a quienes disientan de las políticas gubernamentales, ese madurismo en su rol opositor, aconsejaría al presidente y su gabinete, la promulgación de un decreto de "estado de excepción" indefinido, acompañado de una sentencia emanada del Tribunal Supremo de Justicia (TSJ), en la cual se faculte al ministro de la defensa para detener a todos los civiles que se atrevan a contradecir a su "comandante en jefe", y en consecuencia, los detenidos sean sometidos ante la "justicia militar" como desestabilizadores contra la "democracia". Si por alguna razón quien ejerza la máxima representación del ministerio público, saliera a denunciar a funcionarios civiles o militares por violación de derechos humanos, el madurismo diría que eso es una campaña desestabilizadora contra el gobierno, y aprobaría la destitución de esa autoridad por cualquier decisión "jurídica".
Sí tuviéramos un madurismo opositor que llegara a ver a un pueblo confrontando un gobierno que convoca una "constituyente" sin previo referendo aprobatorio, pero que además anulara el voto universal, directo y secreto, por un voto sectorizado y territorializado que manipulara los resultados a su favor, y que además, aunque siendo ellos como madurismo la mayoría en la Asamblea Nacional, llegaran a ser afectados por el TSJ con un "desacato" en sus funciones como órgano legislativo, a partir de una "llamada telefónica" (sin conocer los rostros de sus autores), el madurismo aceptaría sin ningún reclamo tales acciones por su vocación "democrática". Ese hecho "jurídico" el madurismo no sólo lo aprobaría, sino que iría hasta la Organización de Estados Americanos (OEA) para avalar la "constituyente" del gobierno como legítima y legal. Con el madurismo en la oposición, sin duda tendríamos paz en Venezuela. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.