El desarrollo de la construcción que estaba en casi cero en una Venezuela que despertaba al progreso comienza en Venezuela, en los años 50 luego que el Gral. Marcos Pérez Jiménez ante la escasez de mano de obra, autoriza la traída y entrada al País de inmigrantes Europeos casi todos, venidos de España, Italia y Portugal la mayoría, en estos lotes venían, albañiles, peones, maestros de herrería, carpinteros, soldadores, fundidores, torneros que se dedicaron a la construcción de avenidas, edificios, algunos y otros se enrolaron en la formación de la juventud a través de las Escuelas Técnica de todo el País. Estas migraciones también al quedarse formaron familias que enriquecieron la cultura del País.
Ahora Venezuela desde hace unas décadas carece de producción agrícola en varios rubros prioritarios para la alimentación de pueblo, hay en el País millones de hectáreas cultivables y por preparar (suelos ácidos, que se pueden transformar en suelos útiles con fosfatos en forma de fosforita) tenemos recursos económicos, gracias a política de producción petrolera, minera en oro, gas y otros ingresos que nos dan una tranquilidad en ese sentido y que le permiten al País invertir en empresas agrícolas productivas.
Hace unos años teníamos excelente producción de arroz para hablar de un rubro, con muchas variedades, gracias entre otros al investigador Dr. Eduardo Choleta, en Acarigua Portuguesa para abastecer el País y exportar, igual que el maíz y en otros rubros; pero, el modernismo, la facilidad, la renta petrolera que empezó a acabar con la agricultura al pagar mejores salarios y tener mejores condiciones de trabajo y la falta de cultura agrícola que solo se ha mantenido y un tanto mermada en los Andes, nos ha puesto en la necesidad de importar casi todo lo que consumimos y esa dependencia no nos deja desarrollarnos integralmente.
Si el Estado pudiera estudiar la posibilidad de traer una inmigración selectiva para producir el campo, podría ser una parte de la solución; diría yo, para desarrollar agricultura en la región de la faja del Orinoco, en los llanos centrales y occidentales donde tenemos millones de hectáreas, claro está, estableciendo condiciones, darles la comodidad inicial para que desarrollen el campo, entendiendo que nada es regalado y habrá que pagarlo con cosechas, que compraría el Estado para su distribución a través de los Clap, todo esto ante la falta de incentivos e interés y hasta desidia de la juventud de trabajar en el campo dado que es poco rentable el esfuerzo, teniendo en cuenta que en las ciudades se gana la plata más fácil en cualquier actividad , así se viva en un rancho, por las comodidades citadinas y dado que se perdió esa cultura de nuestros antepasados.-
Puede ser una propuesta para la Asamblea Nacional Constituyente o para el Gobierno Nacional, habría que estudiar y dimensionar todo el pro y el contra; digo…
Mientras NO SE DEBE SER DÉBIL, SI SE QUIERE SER LIBRE