La Asamblea Nacional Constituyente es la implosión de la sensibilidad creadora, la re-formulación de "los poderes creadores del pueblo" esto es un acto originario, con el poder popular y las Comunas, garantes de la soberanía y autonomía expresiva.
La creación y el autor, compositor, escritor o pintor, deben ocupar el espacio, en sus "prácticas diversas de compromisos" y de "producción sentidos", como "generadores de valores" . En la Constitución actual, el crisol multicultural yace incompleto, aspiramos que a la tradición popular, los pueblos originarios, la acompañe los simientos de loafrodescendiente y el ámbito de las culturas de la resistencia urbana.
La Constitución de 1999 establece, en el articulo 99 que Patrimonio Cultural de la Nación tiene las características en su conjunto, de ser como valor apodíctico e irreductible: "inalienable", "imprescriptible" e "inembargable".
Ahora, ya algunos candidatos, desdeñan de un Theodor Adorno o Ludovico Silva, de su denuncia del aparato de las "industrias culturales". Se muestran obnubilados por la producción acelerada, el utilitarismo y la necesidad del "mercado" para los bienes culturales y la conversión de los valores de usos en valores de cambio. Alerta.
Muchas aclaratorias y debates serán necesarios para no mediatizar las propuestas de los candidatos culturales a la Constituyente, pues se trata ir des-construyendo en el sentido de J. Derrida, el enorme órganon occidental. Chávez, fue claro cuando dijo "La revolución es cultural o no es". Esta tarea no la concluyó la ANC-1999 y ninguna administración en el proceso bolivariano.
Agradezco a Roberto Messutti el apoyo a nuestros planteamientos sobre la necesidad de "pulverizar" los gazapos del articulado. En su momento, objeté, en la anterior Constituyente, la inclusión del término "invención" -en mi calidad de Asesor- dado que la región del objeto referido a la cultura como creación, no cabe ni la inversión, menos la invención que se refiere a los axiomas , teoremas,fórmulas y demás elementos axiológicos y topológicos. Al parecer, el Miquelenismo logró "reflotar" el término equivoco en la Carta Magna de 1999, y en una modificación como la que nos espera es obvio desecharlo.
Llegó la hora, de redimensionar, establecer los criterios de demarcación de continentes especificos. La cultura, merece un capitulo aparte, al igual que la educación, la ciencia y la tecnología, así como en la era actual de la reproductibilidad electrónica, la sociedad de la información y el conocimiento.