"… defender, expandir y consolidar el más preciado bienque hemos logrado ahora comenzando el siglo XXI, el mas preciado para decirlo con el padre Bolívar, es, no es otra cosa que la independencia Patria…"
Hugo Chávez Frías (11.06.2012)
Este libro Tiempos de Incertidumbre que a continuación presentamos nos propone Nelson Guzmán una primera directriz para abordar lo que denomina re-pensar la historia. Contiene entre varios aspectos, una teoría del proceso histórico y la comprensión de los nuevos actores de hoy, que tanto en Venezuela como en América latina protagonizan un amplio rechazo al proyecto imperial; este sistema político-ideológico y cultural, que se extiende hasta nuestros días, se basa en el imaginario del poder europocéntrico; las doctrinas de la ilustración; el discurso de la dominación simbólica, la colonización y el neoliberalismo.
Una primera vertiente, de esta tentativa, de este itinerario, pasaría por la refutación del proyecto imperial español entendido como paradigma teórico-ideológico-militar que se sustentó con la tiranía y el despotismo; encarnó la imposición de la obediencia a una autoridad que se autoproclamó con acciones colonialistas, desde el mismo momento que impulsó rutas comerciales, colonizó y se apropió de espacios físicos, personas, tierras y riquezas naturales y creó un imaginario –como ideología justificadora- para instaurar una forma despótica de gobierno caracterizada por la introducción de otros hábitos, cambios en la reproducción de la vida, el lenguaje y las cosmovisiones.
Bolívar y el bolivarianismo –entendido como un bloque histórico en el sentido gramsciano- es el movimiento emancipador constituido por líderes populares del llano, mantuanos caraqueños, afrodescendientes, caudillos pardos y libertadores militares y se convierte en la única fuerza histórica capaz de frenar tal desnaturalización de nuestro devenir social autonómico, luchando y aclamando la independencia, la justicia social como valores irrenunciables y nuevos preceptos contenidos en el proyecto emancipador republicano.
Pero, para Nelson Guzmán, re-pensar la historia, en una segunda vertiente consiste en revisar críticamente el desarrollo posterior a la independencia, mejor oportunidad para aclarar que tales insuficiencias, no pueden ocultarse tras el manto de aquellas falaces periodizaciones que en lo cultural, hablan del postcolonialismo.
En efecto, en la medida que se introduce Venezuela en el marco de relaciones internacionales, tal como cómo opera ese acontecimiento, impulsado como acto fundacional por Bolívar desde el Congreso de Angostura, se inicia con ese y otros acontecimientos, el acto de maduración de la conciencia histórica, la estructuración del sistema de gobierno y con ello el poder moral, los derechos de los ciudadanos desde la independencia, la libertad, hasta la soberanía y la autodeterminación de los pueblos.
Si bien Bolívar y el bolivarianismo apunta a la emancipación de Venezuela desde el punto de vista político y económico y que se genera así, una nueva escala de valores que incluían la noción de heroicidad, el sacrificio, la educación, la inclusión social y el ideal republicano en el aparato estatal ya se veía claros signos de la burocracia, la orientación desproporcionada de gasto público, la exagerada remuneración de los altos funcionarios hasta el partidismo que fueron minando el propio gobierno. La sumisión a la personalidad autoritaria, el imaginario del poder que se inicia con la conversión de José Antonio Páez en oligarca y se consolida con el gomecismo manifiesta con la adulancia de los intelectuales al caudillo y el triunfo de la filosofía positivista que solidificaron un nuevo discurso de la dominación.
Tiempos de Incertidumbre, analiza los códigos éticos alterados, el mundo único, la retórica, el discurso de la adulancia, el facilismo y otros anti-valores y estereotipos que coexistieron hasta bien entrada la modernidad venezolana, desde el período de dictadura gomecista hasta los cuarenta años con una incipiente democracia a cuestas, conocida como IV República.
Nelson Guzmán, propone el uso de la crítica, la heurística y otras herramientas de la filosofía, con el propósito de concebir una tentativa de liberación, una nueva epistéme, sintonizada con el proceso revolucionario y socialista actual, basada en una exploración de la fenomenología del ser venezolano, tomando como base los planteamientos de Briceño Guerrero.
Este mapa de las maneras de vida, tal como lo expresa el autor, lo plantea con la idea de recapturar la significación del lenguaje mestizo y todas las tensiones nominales; impulsar una nueva religiosidad; recuperar nuestra alteridad y psique profunda (altamente colonizada y europeizada); reafirmar la venezolanidad entendida en lo indígena y afrodescendiente, donde emergen los valores del compromiso, el pensamiento mítico, la duda en una especie de construcción de y valoración de saberes, una filosofía de la cotidianidad.
Una postulación del poder del lenguaje –que como arte nos indica que Guzmán- plantea una re-lectura de la filosofía de Nietzsche y Heidegger, nos convoca a encontrar el sentido, postula una acción hermenéutica e interpretativa pero, vista como rebeldía, contestación, creación y re-fundación, es que para este pensador, la filosofía tiene una función constructora de mundos.