Trincheras de Ideas

Constituyente: la gran batalla antimperialista por la paz

El 30 de julio el bravo pueblo se movilizó y votó contra el imperialismo norteamericano, por la constituyente que es la paz del país, contra el opresor fascismo criollo.

No hubo río caudaloso, montaña abrupta y tupida, cerco paramilitar, minas en las calles, cadenas y candados trancando las rejas de los edificios de apartamentos, que detuviera la firme y resuelta voluntad de cientos de miles, millones de venezolanas y venezolanos de ejercer su DERECHO al voto –constitucionalmente voluntario, no obligatorio– pese al brutal terrorismo que ese día domingo 30 de julio desplegó su estrategia militar con todas sus fuerzas y recursos terroristas paracomilitares, para tratar de frenar el proceso de votación que se inició a las 5 de la mañana de ese lluvioso día.

Aquella fue, en los hechos, en la práctica, una batalla, la gran batalla en una guerra irregular, atípica por su asimetría, –de Cuarta Generación, dirían los expertos en conflictos modernos–. Una batalla política, en primer término, por la paz, contra la guerra que nos quieren imponer las torvas y criminales fuerzas del imperialismo norteamericano, sus secuaces de la oligarburguesía criolla, de la pequeña burguesía apátrida de origen extranjero, europeo, de los paramilitares mercenarios contratados en el exterior. Aquella fue una gran batalla político/militar, repito, por la democracia, por la soberanía de la Patria, por la dignidad y el decoro del pueblo venezolano, las fuerzas del pueblo decididas a que se dieran las elecciones con un arma todopoderosa: EL VOTO.

No puede, a los efectos de un análisis profundo, dejarse de analizar, el despliegue de fuerzas militares que el 30 de julio demostraron las fuerzas del mal, las bandas terroristas de la ultra derecha dirigidas por la colcha de retazos que es la Mud, –algunos de cuyos responsables político/militares pretenden deslindarse como AD y Ramos Allup, entre otros– particularmente por los grupos de voluntad (im)popular y primero (in)justicia), que la ANC debe ilegalizar. Personal paramilitar venido de Colombia, el Salvador, Estados Unidos, Israel y otros países con experiencia militar en la guerra irregular que, junto a los aparatos militares de esos partidos, dirigen su guerra chiquita en un plan de ofensiva militar contra la Patria y el Gobierno revolucionario perfectamente estructurado en el exterior (ver el plan del Comando Sur norteamericano, Freedon 2) cuyo objetivo era sabotear y detener el proceso electoral a como diese lugar, una sola consigna u orientación: no deben haber elecciones el 30 de julio en Venezuela o reducirla a su mínima expresión.

Visto desde afuera, claro, sin la suficiente información que seguramente tiene el Gobierno, los organismos militares y de inteligencia, el hecho que millones de personas dejaran de votar, habla de la capacidad de ocupación de ciertos espacios de territorios (en los estados Táchira, Mérida, Lara, Caracas, Miranda, Bolívar, Anzoátegui) donde a través de barricadas, minas explosivas como la de Altamira que dejó 18 Guardias Nacionales heridos, emboscadas, guerra de guerrillas, el apoyo indirecto de las televisoras Canal 4, Televen y Globovisión, los grupos fascistas pudieron impedir que un porcentaje importante de votantes dejara de hacerlo.

Con la creencia que con su política de violencia, terror, amedrentamiento lograrían neutralizar a la población, la extrema derecha fascista y sus grupos terroristas más extremistas, como se dijo, se aplicaron a fondo, pero tenían una debilidad militar: su espacio de acción estaba reducido a los municipios que creían controlaban, sus políticas de terror y violencia en vez de producir miedo en la población tuvieron un efecto contrario, la gente, el pueblo, las organizaciones sociales, el Psuv y las organizaciones del Polo Patriótico, organizaron lo que pudiera calificarse como una contra ofensiva militar, es decir, una movilización social de envergadura para evadir los obstáculos, barreras que en muchos municipios puso el enemigo fascista. Y decimos que fue una contra ofensiva militar porque estamos en presencia de una guerra de baja a mediana intensidad que dura ya casi cuatro meses, guerra que sectores populares enfrentaron con astucia, evadiendo el peligro como escoger el tránsito por quebradas, zonas montañosas y selváticas, cruzar ríos caudalosos con medios precarios, salir sigilosamente de las zonas "tomadas" por los grupos fascistas armados, por ejemplo los municipios Baruta, El Hatillo, Chacao, parte de Sucre con el visto bueno de los alcaldes. Más de 140 mil personas de esos municipios, clase media, no necesariamente chavista, pero que "castigó" a la dirigencia terrorista que le ha conculcado sus derechos, el de votar, incluso.

¿Cómo se evadió de sus lugares de origen una masa de gente tan numerosa sin que los terroristas lo percibieran o pudieran evitarlo? ¿Se pusieron de acuerdo sin conocerse? No lo creemos. Allí está la estrategia militar de las organizaciones sociales, del Psuv y otros partidos revolucionarios, y la iniciativa de las familias y ciudadanos. Pero, sin dudas, la estrategia del CNE fue fundamental, habilitar el Poliedro como alternativa y solución para los votantes de Caracas y Miranda coaccionados en sus parroquias y municipios por los terroristas. A eso hay que agregar que esa votación produce una ruptura política de la clase media, tradicionalmente de derecha y adversaria o enemiga de la Revolución Bolivariana, pese a los muchos beneficios que ha obtenido de los gobiernos de Chávez y Maduro, por ejemplo la eliminación de las cuotas balón y los créditos indexados, el pago del dinero que los banqueros ladrones se robaron masivamente de los bancos en 1994, el rescate de las viviendas que a la clase media les arrebataron los terrófagos del sector inmobiliario.

¿Cómo va a ser, a partir del domingo 30 de julio, la relación política de la clase media donde gobiernan alcaldes fascistas y terroristas, responsables de todos los daños que allí se ha producido durante más de tres meses? Porque 140 mil o más personas son una fuerza respetable que puede, incluso, darle un vuelco político a esos municipios y hacer que haya un giro hacia el campo de la Revolución. Se rompió el monolitismo pequeño burgués.

No puede dejar de mencionarse la importante actuación de las FANB a través de la GNB, de la Policía Nacional y de los organismos de inteligencia que frustraron acciones terroristas, apresaron criminales, enfrentaron ataques armados de los paramilitares a centros de votación donde se produjeron más de 200 de esas acciones de guerra, y con todo lograron dañar máquinas de votaciones y obligaron al CNE a mover centros de votación a lugares más seguros. Pero no fue suficiente el sistema defensivo del Estado porque la reacción, el terrorismo paramilitar logró evitar que cerca de millón y medio o dos millones de votantes no lograran sufragar porque no pudieron hacerlo, se los impidió el imperialismo a través de sus agentes terroristas.

Un elemento a considerar como parte de la guerra de Cuarta Generación que se nos ha impuesto fue la campaña mediática internacional manejada por las transnacionales de la comunicación, fundamentalmente las norteamericanas, comenzando por CNN, Fox, New York Time, etc., y los panfletos españoles como El País y otros de la misma ralea, unido al bullying de los presidente de las naciones del Norte, comenzando con el emperador yanqui, Trump. Todos estaban en contra de la Constituyente, que se realizaran las elecciones. Fue toda una campaña, cerrada, brutal, masiva, universal, por todos los medios existentes en todos los países. Y nos preguntábamos: ¿por qué ese rechazo o miedo de las oligarquías imperiales y sus presidentes a nuestra Constituyente? La respuesta es sencilla, a su ejemplo. En un mundo capitalista en crisis, a profundas contradicciones de clase entre los pueblos y las oligarquías, a su criminalidad, a su explotación y saqueo de las riquezas de las naciones.

Pero no sólo eso. La actitud de las oligarquías del mundo contra la Constituyente venezolana, tocó la fibra nacionalista y patriótica de los venezolanos y tuvo un efecto inverso a lo ellos esperaban. Más íbamos a votar ahora. Los imperialistas no conocen nuestra idiosincrasia de pueblo patriota y revolucionario hijo de Simón Bolívar ni nuestra conciencia de clase como pueblo/nación. Nos subestimaron y la Revolución se recuperó de la derrota de diciembre de 2015.



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Humberto Gómez García

Director de la revista Caracola. Pertenece al Movimiento de Medios Alternativos y Comunitarios (MoMAC). revistacaracola.com.ve

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