¿Por dónde andas, Luisa?

No te vi partir Luisa. ¡Qué pena! Desde un principio sospeché que te ibas. ¿Cómo? No sé. Pero de que te ibas te ibas. Eso pasa siempre con los que participan en los golpes de estado, aquí en Venezuela. Pasó con Carmona y que casualidad también optó por Colombia, solo que él se quedó allí y tú sigues volando y declarando a la prensa como si no hubieses roto un plato.

En el momento de escribir esta nota, no sé dónde andas con tu vida hecha pedazos, así tengas todo el dinero del mundo. Andas fuera de la patria, la cual gracias a tu colaboración está a merced de quienes la quieren entregar al imperio. Tu inacción en la toma de decisiones afectó la patria. El hacerte la loca, la pendeja, hizo que más de cien personas murieran; y por falta de justicia, la que tenías que imponer tú, no hubo sanciones a tiempo para frenar la violencia que se apoderó del país durante 4 meses, aproximadamente.

¿Cómo vivirás el resto de tus días? ¿Seguirás echando culpas a los demás para cubrir tus errores? ¿Qué se siente ir en contra de la patria? Pero, debes estar feliz, mostrando una cara de satisfacción, porque por lo menos no fuiste capturada a tiempo, sin embargo, por dentro debes estar deshecha y en cualquier momento, alguna reprimenda debes hacerte por el papel que jugaste, aun cuando puedes pensar que tienes dólares para resarcir el daño que tú misma te hiciste.

¿Tú crees que la culpa de tu proceder la tiene el presidente? ¿El tu puso a hacer lo que hiciste?, ¿Sentiste en verdad que el presidente conduce el país hacia un despeñadero o solo son excusas para justificar tus acciones? Sé consciente, ¿Cuántas mentiras dijiste y sigues diciendo para justificarte? En algún momento, pensarás si valió la pena hacer todo lo que hiciste.

Posiblemente dirás que si valió la pena, y te creería después de observar la fortaleza donde vivías, mostrada por los medios de comunicación cuando la policía tuvo que perforar dos puertas blindadas para acceder a tu mansión. ¡Que lujo! ¡Que comodidad! Para tener todo eso, joyas, cuadros y esculturas valiosas se necesitan muchos años de trabajo, pero no con los sueldos que paga la administración pública. Detrás de esa riqueza, debe estar el negocio, la transacción, o lo que se ha dicho a vox populi, la extorsión. Estabas convertida en una empresaria de la trácala. Usabas dos máscaras, una la que mostrabas al país a través de tu cargo de fiscal general y la otra, una capucha que escondía tu rostro de las víctimas de extorsión a través de intermediarios.

Ahora, andas sola. Los que te rodearon mientras estabas en Venezuela, ya no los verás. Te utilizaron y esponjada, crecida, andabas que no creías en nadie. Los chavistas críticos, los generales y exministros de Chávez creyeron en ti, pero después del descalabro de la elección constituyente, como tú, han desaparecido, momentáneamente, ya ni en Aporrea se ven los recuadros en donde solían hacer sus comentarios, predicciones, y presentar los resultados de sus plataformas. Pero, deben estar fraguando nuevos intentos, nuevos planes, nuevas conjeturas respecto al presidente y a todo lo que este haga, desde el punto de vista político y económico. Por ahora, se han olvidado del Arco Minero, de los errores de Maduro, de la supuesta pérdida del espíritu del legado del presidente Chávez, entre otras cosas. ¡Pero, volverán!

También los opositores se quisieron aprovechar de ti, y con su cursilería de "Te queremos Luisa" seguiste cometiendo errores y bajo esas mismas condiciones seguías queriendo convencer que eras chavista y casi dejando entender que si Chávez hubiese estado vivo, te hubiera apoyado en lo que hacías.

Bueno, Luisa, tremenda lavativa les echaste al gobierno y al pueblo que creían en tu justicia, que por cierto está en duda, después de las investigaciones llevadas a cabo por el nuevo fiscal general. Sigue huyendo Luisa, pero cuando te establezcas en algún sitio, dime por donde andas.



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Jesús Rafael Barreto


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