Un cuarto de siglo tiene de Arzobispo en Mérida, capital del estado del mismo nombre, históricamente bautizada "Mérida ciudad de los caballeros". Político con sotana de quien ha descrito episodios el Profesor de la Universidad de Los Andes José Sant Roz, este Purpurado de la iglesia católica, le prohibió oficiar una misa en Mérida al Sacerdote Numa Molina, Párroco de San Francisco en Caracas, que iba a llevarse a cabo por el alma de un funcionario de la gobernación merideña, asesinado durante el terrorismo opositor guarimbero. El Padre Numa no es de quienes se caracterizan por conducta fascista, y menos por bendecir manifestantes encapuchados armados. El hasta ahora vitalicio Arzobispo de Mérida, nacido en Caracas en 1944, es señalado por muchos como intolerante disimulócrata, carente de virtudes comunitarias verdaderamente cristianas, venerado por sus declaraciones contra la revolución venezolana, bolivariana, socialista y antiimperialista.
Gusta lucir clerygman y se le conoce su afición a festividades sociales, corridas de toros, (una foto lo presenta con un capote entre sus manos). Locutor y estudioso de la política, no condena la oposición violenta en el país, justifica muertes para "evitar el peligro del comunismo", actitud fanática de la derecha maltrecha intolerante. En 1958 recibió la sotana de manos del Monseñor Arias Blanco, en un seminario de Caracas. Designado Cardenal en 2016 por el Papa Francisco, con la anuencia exigida por Ley, que la autoriza el gobierno al cual adversa rabiosamente, el Arzobispo de Mérida desde 1991, caraqueño de escasa caballerosidad y actitudes clasistas poco cristianas se comporta dictatorialmente pero califica de "dictaduras" los gobiernos de Chávez y Maduro. A quien "no ve la viga sino en el ojo ajeno", Mario Moreno inmortal humorista mexicano le diría "mejor ni te ignoro", a tan merecida cantinflada le agrego "no te nombro por asepsia".
