Ningún gobierno por muy laxo que sea para implementar castigos, puede dejarse avasallar por quienes irrespetan leyes, decretos, reglas elementales o meras disposiciones de convivencia social en la vida cotidiana. Se multiplica la acción de los cuerpos de seguridad, decomisando billetes que por millones y millones de bolívares trasladan a las fronteras, gente a quienes hacen delincuentes y caen presos, mientras la señora de Leopoldo López defiende su "normalidad", 200 millones de bolívares decomisados en una camioneta de su hermano, billetes del nuevo cono monetario "empaquetados vírgenes" en cajas del banco, para gastos en su abuelita centenaria, enferma, que resulta irrespetada al liarla en irregularidades dudosas.
Los engañadores directivos opositores hicieron elecciones primarias, viajan a dialogar donde los convoquen, pero acá en su "patria", así como nunca condenaron la violencia terrorista mortal, son cómplices por no denunciar agencias bancarias que pese a la orden de SUDEBAN y del MININTERIOR y JUSTICIA, no dejan de molestar o humillar a los pensionados, y a su clientela en general, obligándolos a retirar solo 5 mil Bs. diarios por cajero externo, o 10 mil en taquillas internas, informándoles que deben volver porque "no hay efectivo…". Será porque se los llevan politiqueros viajeros a lo "tintori que pululan en la oposición, u otros que haciendo el papel de militantes rojitos, se cuadran en indeseada actitud robolucionaria.
Insisto, la ANC tiene la palabra y Venezuela espera mayor celeridad en lo que hacen para luchar contra la corrupción. La Asamblea Nacional Constituyente no debe decaer sino profundizar la defensa a la democracia socialista anticorruptiva, y el cese de impunidad por quienes representan la contrarrevolución, o presuntos "disidentes del chavismo", que terminan por ser odiados de lado y lado. No tienen futuro respetable los de comportamiento vende patria, arribista, oportunista y falsario. El colectivo nacional ruega también porque no queden sin castigo empresarios, industriales y comerciantes, tremendamente bastardos especuladores, jugando a la desestabilización, matándonos de hambre y desesperación, acordando y ordenando precios que, sin piedad cultivan la hiperinflación.
