El éxodo

Algunos hemos tenido la suerte, o tal vez no tan suerte, de viajar mucho. Desde muy niños por razones familiares nos ha tocado residir en diferentes países, esto nos ha permitido conocer diferentes culturas, idiosincrasias, costumbres y personas, pero por otro lado, el movimiento continuo, no nos ha permitido preservar grandes amigos de la infancia, apegos familiares, a nacionalidades y otras cosas que a veces son muy necesarias para el desarrollo integral de una persona.

Lo que nunca hemos hecho, ni haríamos jamás, es mal poner, denigrar o echarle la culpa a nadie de nuestros problemas o fracasos, muchísimo menos nos permitiríamos hablar mal de ningún país que nos haya brindado su cobijo.

Todos sabemos que las migraciones han sido una tendencia natural del ser humano desde tiempos inmemoriales .En manadas, en rebaños, muchas veces en solitario, el animal humano se ha movilizado buscando mejores aires y tierras de abundancia.

Artistas e intelectuales, viajaron y viajan incesantemente en procura de inspiración, de nuevos paisajes con luz y sonidos diferentes .Muchos migraron en busca de mejoras materiales, en especial después de sangrientas y prolongadas guerras y en NuestrAmerica consiguieron refugio y prosperidad. Todos fueron bienvenidos. (Incluso algunos criminales de guerra) por nuestros pueblos.

Hoy el sistema hegemónico del capital y la corporatocracia, produce desplazamientos internos y migraciones masivas debido a sus guerras de conquista y a los diferentes conflictos creados en su insaciable búsqueda de reservas naturales con las que la pacha mama ha bendecido a muchos países, sobre todo en el sur, y observamos a veces con incredulidad, la creciente ola de xenofobia y racismo que siembran muy a propósito los medios de la industria cultural hegemónica.

Las mismas naciones cuyos ciudadanos buscaron y consiguieron refugio en el continente americano, hoy ponen cada vez más trabas, edifican muros y prisiones para impedir la entrada de migrantes, y miran , sobre todo a los latino americanos y africanos con desdén, temor y en muchos casos odio.

A pesar de estas circunstancias, muchos seres humanos siguen con la costumbre ancestral, la mayoría de las veces no solo en busca de una vida mejor, sino para poder conservar la vida.

En el caso de Venezuela, al contrario que en Colombia, Honduras o el Salvador, nadie emigra para salvar su vida o proteger a su familia.

Hoy vemos a muchos jóvenes, muchos de ellos nacidos en revolución y la gran mayoría educados gratuitamente por la revolución Bolivariana, emprender un exilio voluntario a muchos destinos diferentes.

Nada extraño hay en que un joven quiera viajar, conocer o probar fortuna en otros parajes, como dijimos es algo natural y sumamente enriquecedor sobre todo para músicos u otros artistas.

Pero lo que estamos viendo es una fiebre por salir de una Venezuela asediada y golpeada por una guerra no convencional implacable. Una Venezuela que para resistir y triunfar nos necesita a todos.

Un éxodo desbocado hacia cualquier parte que les ofrezca un "futuro mejor". En esta apresurada fuga, estos jóvenes trabajan, trampean y venden todo lo que tienen por unos cuantos dólares para emprender la huida, casi siempre hacia un lugar donde tienen un familiar o algún amigo que los reciba y los pueda ayudar a "instalarse".

Muchas veces se quedan ilegales en los puntos de llegada, realizando oficios que nunca hubieran ni siquiera pensado ejercer en su país, trabajando y esforzándose como nunca lo hicieron acá, y en muchísimos casos terminan regresando, después de un tiempo, con el rabo entre las patas.

Lo más triste es que muchos hablan mal y denigran de su tierra y sus compatriotas, inventando terribles historias solamente para ser bien recibidos, incluso con un poquito de lástima, lo que siempre ayuda en el extranjero.

Van entonces huyendo de una "terrible dictadura" que solo existe en sus mentes y en los prostituidos medios internacionales al servicio de las elites, huyen del "hampa desatada" aunque la mayoría de las veces nunca fueron sus víctimas, escapan del hambre pero muchos se van pasados de kilos, e incluso bien papeaditos y musculosos, escapan dejando atrás un pueblo luchador, empecinado en sacar a su patria adelante a pesar de los ataques.

Claro que en otros lares, sobre todo en el norte y Europa se vive mejor, aunque "todo es carísimo y hay que trabajar que jode, pero todo es más limpio, ordenado y bonito". No se dan cuenta que todo lo que les gusta de esas naciones fue logrado con el sudor, la sangre y los recursos robados a nuestros países.

Tampoco pueden, ni siquiera investigar las verdaderas causas de la crisis en Venezuela, se van buscando un sueño que a muchos por allá se les está volviendo pesadilla, el estado de bienestar en Europa y en países como Brasil y Argentina, está siendo desmontado vertiginosamente, y los estados Unidos se está convirtiendo en un estado policial en guerra permanente.

Claro que siempre es bueno tener a alguien a quien echarle la culpa de todo, y para muchos de nuestros exiliados la culpa es de la "dictadura chavista" o el "modelo fracasado", ciegos a la verdad de que el único modelo que ha fracasado y sigue fracasando rumbo al suicidio colectivo es el modelo de capitalismo salvaje instalado por las elites y sus corporaciones transnacionales de la muerte.

No podemos condenarlos. Todos nos equivocamos, y es fácil confundirse, sobre todo con el exceso de información, muchas veces falsa, a la que hoy todos tenemos acceso, sobre todo en Venezuela que tiene uno de los porcentajes más altos de conexión a internet, y en muchos sitios, como plazas públicas colegios y universidades, totalmente gratis.

Nosotros seguiremos "autoexiliados" en Venezuela, haciendo lo posible para ayudar a construir el país que queremos y el mundo que necesitamos…



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Gustavo Corma


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