A la clase burguesa nacional, con razón se le ha endilgado ser rentista y parasitaria porque halló en esa vía la manera más expedita de enriquecerse sin pasar por las dificultades propias de toda empresa capitalista, su contrata de obreros, competencia anárquica, etc., particularmente cuando halla complicidad en el Estado.
Sin embargo, como buena imitadora del estilo burgués, la clase media que se va conformando a partir de asalariados que ven mejorados sus ingresos en razón de sus especialidades profesionales o técnicas; por dedicarse al comercio, etc. , tales integrantes de dicha clase tienden por fuerza a convertirse en tremendo rentistas y parasitarios.
Se dedican, por ejemplo, al cabildeo, a la búsqueda de "empates" en la burocracia y sus respectivos partidos políticos para incrementar sus ingresos cuando su ilimitado nivel de confort ya les resulta cuesta arriba con sus ingresos, y teme desbarrancarse.
Esos integrantes suelen caer en corrupciones de diversa índole porque la exigencia de una vida aburguesada cargada de una costosa cesta alimentaria y de otros bienes lujosos no la tolera el ingreso normal de su salario.
De allí que más que odio hacia los obreros marginados que con prioridad pudiera ayudar el Estado, intuyen que el Presupuesto Nacional no alcanzaría para garantizar sus perspicuas exigencias rentistas y parasitarias.
Por ejemplo: muchos connotados profesionales suelen cabalgar sus horarios con diferentes cargos dentro del mismo horario preconvenido; otros logran más de una prebenda, digamos, dos y hasta más becas para sus hijos, cargos burocráticos de familiares inútiles o innecesarios para el o los Ministerios correspondientes, cosas así
Total, la clase media desemboca por fuerza en una clase rentista y parasitaria, luego de que en principio haya sido muy útil para la sociedad.
