En los "Apuntes críticos a la Economía Política", del líder comunista Ché Guevara, éste reclama que se eviten excesos en la crítica, pero denuncia de manera categórica la apelación a tomar como arma para luchar contra el capitalismo, las armas del capitalismo. Manifiesta en sus notas que la creación de otra realidad desde la existente, sin la cual no hay revolución socialista tiene que incluir el espíritu crítico, fomentando la independencia de los criterios, la capacidad de pensar y valorar con cabeza propia, y aprender a distinguir los caminos, sus implicaciones y sus resultados. Es impresionante que, en medio de la tormenta de la revolución, se señalen los graves peligros de copiar mecánicamente y no ver las deficiencias del socialismo (proceso bolivariano) existente, y salirle al paso a la resignación, a lo que existe, a la rutina y al continuismo. Es realmente impresionante qué desastre de sistema socialista estamos construyendo, si no se le puede permitir ni a su propio pueblo o ni a sus propios simpatizantes de la revolución bolivariana la crítica, o a lo autocrítica, venga de donde venga; permitir actos vandálicos o quedarse callados ante estos, porque se les puede tildar a quien lo haga de traidor, o de saboteador, o antipatriota, u opositor. Este calificativo por demás es ofensivo, aliena las bases de la estructura de la revolución bolivariana y distancia a quienes aún apuestan por la edificación del socialismo, a pesar de la postura de algunos de sus dirigentes y de los errores o debilidades cometidos.
Dirigentes como Luis Tascón y Aristóbulo Isturiz, en su momento, tuvieron impases con el presidente Chávez, por sus posturas críticas firmes y contundentes, y éste tuvo que reconocer, humildemente, que aquellos tenían la razón. Parece que el constituyente Pedro Carreño no aprendió de las enseñanzas de nuestro líder y prefiere ir a la defensiva contra los propios chavistas, como Isaías Rodríguez, que critican a la ANC como lenta en cuanto a las acciones económicas se refiere, a pesar de las innumerables leyes que les dejó el presidente Maduro para que trabajasen. Con su verbo arrogante y atropellador nos tildó de traidores a la patria y tontos útiles, cuando en realidad son personas como él que traicionan a una ANC por no escuchar a su pueblo, que cree como los opositores que somos ignorantes en materia económica, cuando en realidad sabemos de la existencia de una guerra y sabotaje económico, de sus causas y consecuencias, pero no podemos defender lo indefendible cuando a la vista está que las acciones desde la ANC en esta materia han sido nulas, cuando organismos como la SUNDDE no sirve, que tenemos una SUDEBAN que no ejecuta sanciones a los dueños de la banca (incluyendo a la pública), que el bachaqueo se ha convertido (casi que se institucionaliza) en el nuevo sector de la economía, frente a la mirada cómplice de alcaldes, gobernadores y de quienes dirigen la economía del país. Callar esto, es como tomar como arma las armas del capitalismo para luchar contra el y éste en realidad es el enemigo, no nosotros.
Permanecer callados o indiferentes ante los excesos que se está cometiendo en algunas instituciones del estado por parte de algunos desadaptados que se decían ser chavistas, tampoco puede ser considerado un acto de traición, o de saboteo. Esta crítica es pertinente hacerla, porque en el estado Mérida, luego del triunfo del gobernador opositor, algunos organismos fueron desmantelados por sus directores, se llevaron desde computadoras, desincorporaron la flota de los vehículos relativamente nuevos para vender las unidades o desvalijarlos para revender sus repuestos o materiales, se apropiaron indebidamente de equipos de oficina y de alojamiento. Producto de haber perdido la gobernación se dieron a la tarea de despojar los bienes del estado en contraposición a los ideales de la revolución socialista, enlodando el buen nombre del comandante supremo. Describir el vandalismo realizado que han cometido puede ser finito; pero lo que no puede serlo es su falta de valores, es el desconocimiento a que los bienes (sean estadales o nacionales) les pertenecen al pueblo y no a ningún funcionario, es para el disfrute de todos. Se puede entender que haya una tristeza por la pérdida de una batalla, pero no se puede convalidar una acción como esta de ningún tipo y mucho menos de un revolucionario.
Es alarmante la postura de personas como la de Carreño, porque se creen los dueños de la verdad. A esta relación entre la estupidez y la vanidad se le ha definido como el Síndrome de Dunning Kruger, donde las personas con escaso nivel intelectual tienden a pensar que saben más de lo que saben y a considerarse más inteligente de lo que son. Sería bueno que dejaran de comportarse como eruditos encorbatados y caminen por las calles de Venezuela, que se suban al metro o al bus, o vayan a los barrios, visiten a los organismos públicos y hablen con los trabajadores y escuchen las críticas. Como dijo Jesús "la verdad nos hará libres", o "el que esté libre de pecados que tire la primera piedra", o muy bien Artigas "con la verdad ni temo ni ofendo". Si algún dirigente del PSUV, o alguien que se sienta aludido, considera que soy traidora a la patria, que empiecen pues a expulsar a los "traidores", saldríamos con dignidad diciéndoles con firmeza que, traidores son ustedes cuyo pueblo apostó para que les representara y escuchara; para que llevasen en su alma, en su espíritu revolucionario, en su corazón de la patria libertaria y en su maletín, la máxima indígena: no robarás, no mentirás y no matarás. No somos ilusos camaradas, solo que desde nuestra trinchera, también, estamos tratando de edificar el proceso socialista, para ello es necesario implosionar como el Ave Fénix, para dejar atrás uno de los vicios de todas las taras que aún tenemos impregnado del capitalismo como es la corrupción. La debilidad que padece Venezuela hoy no puede atribuirse a los que piensan distinto, sino a la falta de voluntad de cambios radicales que deben aplicarse hacia la cristalización del proyecto de Bolívar.