Alcaldías: Vetustas instituciones y tiempos más exigentes

De nuevo marchamos a un evento electoral, esta vez se trata de escoger a las autoridades municipales (Alcaldesas y Alcaldes). Los hombres y las mujeres por razones de vida, en todos los tiempos nos hemos agrupado en comunidades atendiendo a las características de su desarrollo cultural y organizacional propias.

A finales del Siglo XV y comienzos del XVI, llegaron los peninsulares europeos a estos territorios que llamaron el “Nuevo Mundo”, aquí se instalaron ellos e impusieron, su “decadente viejo mundo institucional”.

Durante siglos los hispanos combatieron a los moros, sometiendo a unos y echando a otros fuera de la península, a la par también hubieron de enfrentar a los señores feudales. En estas luchas centenarias no siempre pacíficas, con los dueños de la tierra, las comunidades fueron conquistando ciertos logros jurídicos expresados en Cartas y Fueros y, luego por razones de la dinámica social y política, se formalizaron las Instituciones: Ayuntamientos, Cabildos, Municipalidades, que al final terminaron perdiendo su vigor comunitario, integrándose y fortaleciendo al Estado Central (Reyecía). Esas mentalidades, hábitos, costumbres, cultura, ideas políticas, es decir su vida histórica, también llegaron en los galeones.

En este siglo XXI, con un planeta enmarañado, distinto totalmente a cualquier otro tiempo histórico y una situación nacional confusa de agudización de la pobreza, diría Cervantes estamos en tiempos de “Una olla de algo más vaca que carnero, salpicón las más noches, duelos y quebrantos los sábados” algunos ciudadanos (as) nos preguntamos: ¿En qué dirección marchamos, que no sea estrictamente ganar elecciones? Qué le ofrece el liderazgo político a Venezuela? ¿Cuál es la visión y el planteamiento de las futuras Alcaldesas y Alcaldes?

Hasta ahora hemos oído hasta el cansancio, que la estructura de gobierno municipal, es lo más cercano a las gentes, a los vecinos,, Hace más de 2000 años, Aristóteles abordó con mucha propiedad este “sociológico” tema sobre la vida de los habitantes en las ciudades, desde aquel entonces, hasta ahora, algo hemos tenido que aprender .

En la Venezuela que hoy nos angustia, hemos elegido bajo todos los gobiernos a estas autoridades que supuestamente están cerquiticas de los vecinos. Y si nos preguntamos ¿Qué ha pasado en las historias municipales locales? ¿Se han proyectado estas instituciones locales como entes dinamizadores de la vida comunitaria? ¿Cuántos de nosotros, ciudadanos de estos pueblos nos sentimos orgullosos de los mandatarios municipales?

La percepción de la vida cotidiana de un ciudadano pueblerino, y el de la gran ciudad, es diferente. El ambiente y las características tanto en la urbe como en la pequeña localidad inducen a un desplazamiento y comportamiento distinto: el Metro, los semáforos, la abundancia peatonal, señalizaciones, publicidades, el ruido (tráfago urbano)hacen que muchos detalles del entorno pasen desapercibidos; no ocurre así, en nuestras pequeñas localidades, usted se consigue un indigente, hoy, y se lo encuentra mañana y luego y luego, así como el deterioro que se manifiesta en numerosos detalles de la estética urbana; que nos acompañan siempre (huecos, aguas negras, deterioro de fachadas, oscuridad etc.).y que terminamos por aceptar como un hecho normal.

Se cuenta de la importancia que ha tenido el asfalto en la política venezolana, a comienzos del siglo XX, la compañía asfaltera norteamericana New York & Bermúdez Company, que operaba en el lago de asfalto de Guanoco, en el Estado Sucre; entraron en conflicto con Cipriano Castro, y la Nación venezolana, cuestión que dio origen a un incidente militar y bloqueo de la República, por potencias extranjeras, que más tarde, con aliados internos, derrocaron al Presidente. Este era un bien que se exportaba y era muy apreciado en la modernización vial.

En nuestro tiempo, sigue teniendo el asfalto una cualidad utilitaria y además simbólica, Alcalde que se respete asfalta las calles incluso, con alguna frecuencia se implementan “las ferias del asfalto”, sin embargo estas buenas iniciativas tienen bemoles. En algunos pueblos como san Joaquín en el Estado Carabobo, como suele suceder, cada alcalde que ha pasado por aquí ha cumplido con el asfaltado, sólo que hay un detalle, las viejas casas de las avenidas principales fueron construidas en la segunda mitad del Siglo XIX y comienzos del XX, con patios interiores con pendientes para escurrir las aguas de lluvia hacia la calle, esto ya no es posible, puesto que con cada capa de asfalto, cada vez se elevan más las vías, creándose unas inmensas y peligrosas zanjas (cunetas) entre la calle y la acera.
Seguramente las candidatas y candidatos a esos cargos, habrán dedicado cada uno de ellos en sus particulares localidades, buenas reflexiones, pues este país por razones históricas necesita avanzar en la modernización de sus ciudades, como parte importante del bienestar social, por tanto, hay que deshacerse de tanta ligereza y simpleza rutinaria urbana. Por supuesto no se nos escapa, que hay que considerar que hemos entrado en un raudo tobogán de la escasez dineraria, cuestión que obliga a mayores aportes creativos y esfuerzos mancomunados (CRBV, Art. 170).

No es una trivialidad la referencia al asfalto, lo que quiero hacer ver, es que no podemos quedarnos allí, pues serían maquillajes, mientras que las ciudades por pequeñas que sean, requieren diseños que mejoren el bienestar de las comunidades y eso implica proyectos de infraestructuras hacia el futuro que, evidentemente no pueden realizar Alcaldes o Alcaldesas aisladas, sin los recursos adecuados, ni en un período cuatrienal. Se plantea necesariamente la asunción del Estado como un todo, un campo de sinergias, en un juego dialéctico en búsqueda del equilibrio entre los distintos poderes del Estado, en el marco de sus atribuciones y competencias.
Un nuevo hacer en la política, sería una acción desgarradora, pasa por reconocer que los viejos vicios han permeado al actual proceso político venezolano. El clientelismo al igual que en la cuarta República,” sentó sus reales” en este proceso. Chávez, vislumbró tal cosa, y ante una estructura estatal obstaculizadora, se planteó alternativas, de allí las misiones, era un problema de vida o muerte eludir al Estado lento, burocrático y corrupto, pero esa, no era una tarea para una persona, y tampoco para una sumatoria de funcionarios, se trataba de hacer una revolución y estas realmente no tienen manual, cosa que las hace más exigentes, por ello la importancia de verdaderos equipos.
Todos recordamos aquella solicitud casi desesperada del comandante ¡Comuna o nada¡ Fueron varios los ministros (as) de Comunas y cada uno de ellos podrá hacer largos ejercicios explicativos sobre sus gestiones; pero pensamos que la República y sus ciudadanos, en su planteamiento de transformación social hacia el Socialismo precisan de más resultados que verbo.
Una Alcaldía, en la actual situación ¿es un proyecto revolucionario? O será ¿la vieja institución decadente que seguirá la pauta del clientelismo político que tanto daño le hizo a la República en el pasado cuarto republicano, y que igualmente ha galopado en este proceso? Saben los Alcaldes y Alcaldesas, que el cumplimiento de sus obligaciones constitucionales, en la Venezuela actual, no es otra cosa, que un alto reto de gobernabilidad, en una sociedad que cada vez da mayores muestras de anarquía; que requiere además de un alto valor ético, para enfrentar las marramucias y coimas que abundan en los entreveros gubernamentales, y por añadidura el riesgo físico que se deriva de una gestión hecha con dignidad, honor y justicia.
LA REVOLUCIÓN ES CULTURAL
Rafael Castro
 



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Rafael Castro

Especializado en Gestión Cultural. Colaborador y Fundador de Instituciones de la Cultura, en el Sector Público y Privado.

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