Qué pensará el pueblo de quien una vez dijo que el precio del cartón de huevos era de Bs. 420¹ (anunciado incluso con "reunión" del sector productivo), y hoy su valor supera el 60% del salario mínimo². La verdad, que un individuo que tenga tal "comprensión" de producción avícola, y del hecho agrícola y económico del país, o bien es un completo ignorante en la materia, o como buen madurista, sólo sirve para mentir y mentir, tal y han sido sus distintas presentaciones, incluso ante la Organización de Naciones Unidas (ONU) cuando afirmó que el 100% del país recibe atención médica³, mientras vivimos una crisis asistencial sin precedentes con escasez de medicamentos y el retorno de enfermedades que eran epidemias entre el siglo XIX y principios del XX.
Arreaza representa uno de los más visibles representantes del ala neonazista del poder, (hemos descrito la cúpula neostalinista)⁴, razón por la cual no exageramos al compararlo con Joseph Goebbels, quien fuera el jefe de propaganda de Hitler. De hecho, entre Arreaza y Goebbels existen algunas similitudes, mientras el primero es internacionalista, el segundo estudió filología, y ambos se vieron dentro del campo del periodismo sin éxito. Siendo obvio que las coincidencias entre el nazista del siglo XX, y este del siglo XXI, están en sus incansables capacidades de mentir a los pueblos.
El neonazismo que dirige Arreaza está en esa conducta "pasiva" por fuera, pero destructiva por dentro. No tengo dudas que sus acciones políticas representan con su hablar pausado de las más reaccionarias en las reuniones de la cúpula del Partido Stalinista Único de Venezuela (PSUV). Por ello, ejerce funciones de cancillería, las mismas que tuvo Maduro en algún momento. O sea, Arreaza es uno de los ideólogos de eso que de acuerdo con Hannah Arendt era el patrimonio de la ilegalidad, es decir, son los decretos los que están por encima de las instituciones y los que controlan el poder de toda la burocracia, destruyendo el concepto o estructura de Estado-nación. Para los totalitaristas es claro el desprecio por las leyes, porque éstas los limitan sobre lo que consideran, resulta negativo para el ejercicio de sus pretensiones y acciones políticas en el control y centralismo del poder.
Ello explicaría en el neototalitarismo madurista, el cómo hicieron permanente un estado de excepción establecido en la Constitución de 1999, el cual no podía superar los 60 días, o la aberrante "constituyente" que impusieron con una interpretación nefasta por parte de la cúpula de un Tribunal Stalinista de Justicia (TSJ), nombrado por una Asamblea Neonazista saliente (2010-2015), cuya decisión terminó "disolviendo" con un supuesto desacato los dos tercios de una representación popular que perdió el madurismo en las urnas para el período 2016-2021.
Sobre lo anterior, Arreaza ha sido uno de los principales promotores, al hablar de "desacato" o cualquier alteración constitucional que justifique las acciones tomadas por el grupo político que controla el poder de manera impúdica y con opresión ciudadana, al mantener suspendidas de facto las garantías constitucionales, cuando una "constituyente" se autoproclama con más poderes que Dios.
Arreaza, el Goebbels del madurismo, podrá seguir mintiendo las veces que quiera, pero puede estar seguro que tiene grabado y seguro su puesto en la historia contemporánea de Venezuela, y el recuerdo de los venezolanos en cada cartón de huevos. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.
² https://class987fm.com/2017/
⁴ http://efectococuyo.com/
