"Sus enemigos les bautizaron como trotskistas, pero ellos se hacían llamar bolcheviques-leninistas, sintiéndose y queriendo ser los verdaderos continuadores del Partido Bolchevique de Lenin y de Trotsky. Eran su generación de Octubre, encuadrada y a veces frenada por los viejos de un partido desangrado, fatigado, desgastado y a menudo desmoralizado. A un joven cabo, al que habían ordenado disparar sobre decenas de prisioneros, le impresionó que murieran cantando y dijo que eran unos fanáticos. Grosero error, pero útil para los jefes de los verdugos. En realidad, se trataba de militantes convencidos. Tenían una moral, pero también una moral rigurosa que les granjeó el respeto de sus compañeros de calvario. Como otros grupos perseguidos por sus convicciones, como los protestantes en tiempos del rey Sol, no cesaron en su lucha, a pesar de terribles sufrimientos, por una mayor tolerancia, por la democracia y la libre discusión. Así, los trotskistas, que no habían encontrado palabras suficientemente duras para condenar la capitulación de Zinoviev y de Kamenev, se levantaron en señal de respeto y duelo al conocer su ejecución cuando fue anunciada en Vorkuta"
Pierre Broué, en el libro "Comunistas contra Stalin (Masacre de una generación)"
Miles de mujeres y hombres en las décadas de los años 20 y 30 del siglo pasado en la Unión Soviética, asumieron una de las luchas más valerosas y honorificas que se haya registrado en la historia. Muchísimos de ellos curtidos en auténticas batallas de vida o muerte: Primera guerra mundial, revolución rusa y guerra civil rusa fueron ejecutados. La tarea a la cual nos referimos específicamente es a aquella que dio parte en donde se estaba disputando claramente dos cosas: O era la revolución y su rumbo o era la contrarrevolución. La oposición de izquierda dentro del partido bolchevique contra la burocracia en un principio y después continuó en fábricas, en los colegios, en las comunidades, en los centros de estudio, etc. Y el asunto se terminó resolviendo con persecuciones, cárceles, destierros, juicios de Moscú… Esos miles fueron masacrados, quizá millones, nunca se supo realmente porque además la labor recorrió el mundo entero y luego vino Hitler, la segunda guerra mundial y toda la tragedia que ha significado para la humanidad eso que pasó a conocerse como Stalinismo.
Reprimir a los militantes de la oposición de izquierda y en general a todo aquello que oliese a crítica respecto a la política por donde estaba llevando Stalin y su camarilla a la revolución rusa, era reprimir a quienes encarnaban las claves de un proceso de años y años de dedicación, entrega y formación que se puso a prueba en las jornadas de octubre de 1917. Fue la acción planeada para barrer la democracia obrera, la libre discusión política, para asesinar al genuino sentido de la militancia bolchevique y revolucionaria, para socavar al internacionalismo de los pueblos y desde ese terrorismo burocrático poder aplastar la lucha del proletariado por su liberación. Por tanto, la cacería llevada a cabo por el aparato termidor fue la vil realización del asesinato de la revolución rusa que tenía en Trotsky a una de sus individualidades más sobresalientes que además logró como pocos develar el proceso degenerativo que había puesto en marcha una casta que administraba de manera privada y brutal lo que habían levantado los obreros y campesinos rusos.
Eso no tiene nada que ver con lo que está pasando en nuestro país en los términos que expone el amigo Toby Valderrama con relación a las disputas interburocraticas desatadas en el seno tanto de la dirección política del gobierno, como del Estado, del PSUV mismo y en donde Valderrama recurre al autor de "La revolución traicionada" para sustentar una analogía que es tan equivocada como dañina. Eso es aceptar por revolución una mentira constante que se ha traducido en las calamidades que sufre la población venezolana a quien nadie le ha rendido cuentas ni por el desfalco cometido contra el tesoro nacional, superior a los 500.000 millones de dólares, como tampoco se ha rendido las cuentas por la quiebra de la principal industria del país que es PDVSA y cuya situación es utilizada a nivel de cúpulas para purgarse, apuntando a "figuras" por más que éstas se autoproclamen inseparables de Chávez.
La revolución bolivariana también ha sido torpedeada y casi nada queda de ella. El PSUV-Gobierno pasará a la historia como el principal factor entreguista del propósito que inspiraron y encaminaron los sectores populares en Venezuela a partir de un lejano mes de febrero de 1989 y que objetivamente contará en su balance como gran debilidad el no poder alcanzar una dirección colectiva, que dejó también en evidencia el papel jugado por la llamada izquierda tradicional que nunca alcanzó un criterio independiente de la falsificación impulsada e impuesta desde la derrota de la revolución rusa, que le inhabilito de herramientas teóricas para poder avanzar con balance crítico y poder construir un verdadero programa anticapitalista y antiburocrático y en donde la democracia no fuese asumida como la mercancía con la que todos pueden hacer propaganda vacía.
Se entenderá que desde un principio se adoleció de una corriente crítica con el suficiente peso que incluso le hubiese disputado a Chávez tanto el rumbo político como el económico de la revolución bolivariana y es una de las grandes consecuencias que estamos pagando hoy, siendo así camino allanado para la burocracia. Es importante la comprensión de éste fenómeno omnipresente una vez que las revoluciones no avanzan y que no es para nada un concepto político abstracto, sino la precisa confluencia de autoritarismo, exclusión, maniobra, antidemocracia y corrupción. Es gente de carne y hueso que piensa la política y actúa en función de sus intereses y como a diferencia de la burguesía que sostiene sus privilegios a partir de la propiedad privada de los medios de producción y la banca, la burocracia lo hace desde el control del Estado donde también es advenediza y siempre tiene que recurrir al férreo control y a la represión como mecanismo de permanencia.
En ese sentido, es sobrecogedor la vehemencia con que Iris Valera apunta contra Rafael Ramírez y anuncia la desgracia para quien durante años fue jefe en PDVSA y quien seguramente tiene muchas cuentas que rendir a los venezolanos, pero Varela lo hace con un sentido liberador del gobierno central de cualquier responsabilidad, con esa carga de cinismo de quien cumple una asignación sabiendo que gran parte de su éxito se debe fundamentalmente en el hacer por la defensa de los privilegios de los amos que bien sabrán valorar la embestida, pero la suerte de quien asume ser el disparador, puede ser mañana la misma del caído de hoy. Es la consecuencia lógica de un ámbito de clanes donde cada vez hay "menos cama pa´ tanta gente"
De tal manera que no es en esos ajustes de cuentas donde se puede avivar parte de la obra de Trotsky. Los fantasmas de esos lares son los de Stalin (Tan admirado por Maduro), Vyschinsky o Beria. El espíritu del viejo revolucionario asesinado en México lo encontramos en todo lo perfectamente opuesto a eso: En el pensamiento crítico, en quienes pelean por rescatar la democracia, en los obreros que disputan junto a sus compañeros, en quienes siempre apuestan por construir orgánica y avanzar con perspectiva autónoma y clasista, en quienes plantean los problemas políticos a partir de la lucha de clases y en quienes no bajan las banderas de la lucha por un mundo distinto o por la realización de la utopía concreta como lo llamaba Ludovico Silva.