"El historiador de la URSS tendrá que reconocer que, en los grandes problemas, la política de la burocracia dirigente ha sido contradictoria y caracterizada por una serie de zigzags. Explicar o justificar estos zigzags por el –cambio de circunstancias- es algo visiblemente inconsistente. En cierto modo, cuanto menos, gobernar es prever. La fracción de Stalin no ha previsto para nada los inevitables resultados del desarrollo que persigue; ha reaccionado con reflejos administrativos creando, con posterioridad a los hechos, una teoría de sus cambios de opinión, sin preocuparse sobre lo que proclamaba la víspera. Los hechos y los documentos indiscutibles también obligarán al historiador a aceptar que la oposición de izquierda analizó de una manera infinitamente más justa las evoluciones que se desarrollaban en el país, y que previó mucho mejor su curso posterior"
León Trotsky
Al leer el documento de Rafael Ramírez que lleva por título "Mensaje con destino" publicado en el portal aporrea.org es inevitable evocar otra cita de León Trotsky que sintetiza la experiencia histórica de que los pueblos hacen y hacen revoluciones y las direcciones políticas se burocratizan llevando al traste lo que no les pertenece. La cita a la cual nos referimos reza que la gran tragedia de la humanidad se reduce a su falta de dirección política revolucionaria y la revolución bolivariana no escapó a ese dilema del que por supuesto Ramírez es parte y el pueblo venezolano a quien en primera instancia el ex presidente de PDVSA cursa su misiva, sabe perfectamente en que ubicación está, más que administrativamente, nos referimos lo que ha sido el quehacer moral, ético y político del también ex representante de Venezuela en la ONU.
Ramírez refleja en su carta como una dirección política puede llegar a niveles de absoluta negación de la crítica como instrumento vinculado al razonamiento, sin asumir un mínimo de responsabilidad. Todo el contenido del escrito revela una defensa personal que pretende sustentarla en función de que fue "uno de los de Chávez" y avisando que él también "tiene mucha información", ejemplificando claramente el control burocrático gestado sobre el proceso bolivariano desde la estructura PSUV-Gobierno-Estado y en donde los criterios políticos van de la mano según los negocios, imperando una lógica que se mueve en aguas corruptas, cínicas y en donde caer en desgracia o no depende de cual camarilla o clan se fortalece a partir de mecanismos perversos y mafiosos.
El hombre que estuvo al frente de la principal industria del país por 10 años, es incapaz de colocar en el debate tema alguno que esté alejado de su oficina y que sirva de insumo de cara a la población ante la debacle en que se encuentra la petrolera, empalmando con un hábito que le desnuda y que es en gran medida sostén del régimen que se está fraguando, pues la falta de democracia y el desprecio hacia la gente como sujeto político transformador ni remotamente cabe en sus cavilaciones y por el contrario es aderezo para el autoritarismo que a manera de purgas y ajuste de cuentas ahora se perfila contra él mismo.
Marea Socialista demostró a través de distintos estudios de investigación que de 1998 a 2014 hay una inconsistencia en los números de PDVSA que alcanza la cifra de 216.397 millones de dólares a lo que se propuso realizar una auditoria pública. Dicho periodo investigado abarca el tiempo completo en el que Rafael Ramírez se desempeñó desde la presidencia de la industria y nunca hubo respuesta alguna desde quien asumía semejante responsabilidad, en una actitud totalmente anti soberana y criminal, pues con la crisis desatada y en donde el cogollo psuvista privilegia por cancelar deudas con el capital internacional en detrimento de las importaciones de alimentos y medicinas, equivale a ir matando de hambre e insuficiencia medicinal a la población venezolana.
La pretensión perenne de tutelaje de la sociedad se manifiesta en los altos clanes de la burocracia, tanto en los aplicadores de la política termidoriana como también en aquellos venidos a menos, pero sea como fuere y más allá incluso del control y los aparatos coercitivos, la hostilidad hacia las cúpulas políticas se agiganta en los trabajadores, en los sectores populares, etc., que de alguna forma lo refiere el fenómeno que se manifestó nacionalmente en las recientes elecciones municipales y a lo que queda apostar por acompañarlo con debates, propuestas y estimularlo ante la posibilidad de poder encontrar el ducto que nos lleve a la lucha en la calle contra los responsables del desastre, levantando el programa que necesitamos para salir de la crisis.