La revolución es el más sublime acto de amor
"A riesgo de parecer ridículo, el revolucionario verdadero está guiado por grandes sentimientos de amor", éste pensamiento del Che tiene una gran significación ideológica para los revolucionarios, hombre y mujeres forjadores de los nuevos tiempos e irreductibles luchadores por la sociedad de justicia, igualdad, fraternidad y solidaridad que es el Socialismo. No se puede concebir la revolución como un acto mezquino, egoísta, revanchista, o la expresión concreta de alguna frustración, resentimiento y/u odio. Tampoco es, ni será la revolución, el producto de un acto espasmódico, una moda de momento o una acción de justicia inmediata sobre un flagelo estructural del capitalismo como lo es la corrupción.
La Revolución es, en esencia, un proceso de transformación de las relaciones humanas egoístas, individualistas e insensatas del capitalismo, por relaciones fraternas de solidaridad y honestidad entre hermanos de clase, entre hombres y mujeres que comparten un destino indivisible. La Revolución es la evolución de la especie, el desarrollo de todas las competencias humanas y espirituales del ser humano, quien alcanza por primera vez una compresión robusta de la realidad a través del conocimiento y el quehacer científico libre de inquisiciones, despojado de la cobardía intelectual que impone el sistema de dominación. Sí el proceso de transformación no alcanza la espiritualidad del ser humano, sí no logra reconstruir el humanismo en el corazón de las masas, la Revolución no será sustentable, no alcanzará el punto de no retorno, todas los avances en lo económico, en lo social y en lo político, están condenados a ser asimilados, engullidos, devorados por el sistema de explotación capitalista. La restauración del sistema de dominación reside en la vigencia de su ideología, en la legitimidad de su estamento cultural, en la proliferación de sus valores mezquinos.
La vanguardia de la Revolución, los hombres y mujeres que asumen el mando para orientar a la clase y a la masa hacia su emancipación, para dar dirección al proceso de transformación hacia el punto de no retorno, llevan sobre sus hombros el peso de la orientación ideológica, la responsabilidad de no dejar sucumbir al pueblo ante las miserable prebendas del capitalismo, ante su miserable cultura egoísta. Mediante el modelaje permanente, la convocatoria a la grandeza batalla tras batallas, y la coherencia entre la prédica y la práctica, la vanguardia debe conducir la más feroz confrontación contra lo instituido, haciendo del pueblo un ejército armado de ideas, Amor, conocimientos y métodos para derrotar política e ideológicamente al capitalismo. Este fue el trabajo de Chávez, su legado, su obra, que reside en el corazón de los humildes, que derrotó al imperialismo en el golpe de estado del 2002 y en el sabotaje petrolero, que hizo de nuestra PDVSA un estamento ético y moral para la Revolución Bolivariana, y que fundó una nueva clase trabajadora petrolera altruista, comprometida con los intereses de los excluidos.
Por amor y con mucha esperanza el pueblo de Bolívar acompañó el "Por Ahora" del gigante; por Amor y compromiso las y los trabajadores de la industria petrolera enfrentaron al tren gerencial entreguista, meritócrata y tecnócrata para rescatar a PDVSA; sólo por Amor y entrega se hizo de Venezuela el país con las mayores reservas de hidrocarburos del planeta, se erradicaron los entreguista convenios operativos y la sangría de las asociaciones estratégicas, se nacionalizó la Faja Petrolífera Hugo Chávez, se acabó con las asquerosas tercerizaciones y se consolidó una PDVSA integrada a las necesidades del Pueblo. Esta PDVSA ha abrazado con fraternidad la lucha por erradicar el hambre, la falta de vivienda, la falta de atención médica y la exclusión educativa. En éste proceso se han hilvanado lazos de solidaridad entre hermanos de clase, se ha cohesionado una clase trabajadora petrolera ejemplar para los pueblos del mundo, capaz de salir a defender los logros de la Revolución contra las pretensiones neocoloniales del imperialismo. Lejos ha quedado, en un recuerdo triste, la clase trabajadora petrolera egoísta, fragmentada, capaz de atentar contra ella misma, revanchista y cortesana, meritócrata y tecnócrata.
En este contexto, valorando los actuales momentos de definiciones y nuevos retos para la industria, reivindicamos el planteamiento de unidad necesaria que nos hiciera nuestro querido camarada Alí Rodríguez Araque el pasado 7 de diciembre. El llamado a derrotar el sectarismo y a fortalecer las fuerzas internas para superar los retos técnicos y políticos, es concebido por nosotros como un deber irrenunciable y como una instrucción estratégica de cuyo cumplimiento depende la victoria de las próximas gestas. Convocar las mejores voluntades, lanzar la tarraya lo más lejos posible para sumar y articular la integridad ética y humana de las y los trabajadores de la Nueva PDVSA, será la acción moralizante que neutralizará el odio oportunista que hoy amenaza con acabar con el espíritu chavista y revolucionario de la clase trabajadora petrolera venezolana. Renunciar a esta manera de enfrentar los complejos momentos, es negar el legado del comandante Chávez en PDVSA. Nosotros somos su clase trabajadora, la que aprendimos Amar con él, materializando su política petrolera, compartiendo la visión de construir el Socialismo y de hacer de PDVSA una fuerza moral para la Revolución. Solo con Amor construiremos la fraternidad, la solidaridad y el altruismo que derrotará la dominación cultural del capitalismo y sus nefastas consecuencias como la corrupción.
Sin Humanidad no hay esperanzas, sin Socialismo no hay Esperanzas.
¡Patria Socialista!
¡Venceremos!
"Sembremos fe y estaremos sembrando libertades; sembremos aliento y estaremos sembrando libertades; sembremos solidaridad y estaremos sembrando libertades". Fidel Castro
15/12/2017
Por el Frente de Trabajadoras y Trabajadores Socialistas de Pdvsa Intevep (FTTSI)
Email FTTSI@yahoo.com