Uno no deja de sorprenderse. He estado viendo que las protestas en varios estados del país han emergido porque el pernil no llegó tal y como se había prometido. En el estado Bolívar hubo que militarizar una parte del territorio.
Si las protestas o las trancas de avenidas es por el pernil, en verdad que el nivel de lucha del pueblo venezolano ha caído bien bajo. Uno no corre riesgo de ningún tipo, si deja de comer pernil o si esa tradición no logra hacerse realidad en diciembre. El pernil no es un argumento, que tenga hoy tanto peso para justificar el cierre de calles y avenidas porque si por tradición es; el pernil es una necesidad para el 24 y 32-D. Dos días, de los 365 que tenemos que alimentarnos en el año.
De ser así, es una lucha burda, que pone en evidencia cuan bajo hemos llegado en eso de luchar por nuestros intereses. No es lucha y en el mejor de los casos anuncia una organización social para pedir y negociar con cosas.
Si el precio del petróleo estuviera por sobre los 100 dólares el barril, el Estado no tendría logística para bajar una caja Clap todas las semanas. La caja Clap cada 15 o 30 días se ha vuelto una bandera de lucha. Esto dice mucho de la transformación política que experimentó el pueblo venezolano a partir del año 2000 y que la aniquilaron. Este espíritu de lucha fue confiscado y quedamos esperando por bonos y dádivas.
Un pernil como bandera de lucha nos deja desnudo políticamente. Total y completamente desnudo, porque seguramente quienes "luchan" por un pernil es una parte del pueblo, cuyas esperanzas estar puestas en recibir algo.
En cambio que la subida brusca de los precios de los productos de primera necesidad es de todos los días. Es una constante que no tiene freno.
Mientras el pernil no llega, los líderes de la MUD andan en su padrino por el mundo disfrutando de los beneficios que directa e indirectamente le ofrece la revolución. Los líderes del PSUV nos caen a discursos.
El soberano se esfumó. Los mueven para entregar en un comodato la soberanía y luego lo desaparecen. En su lugar, vemos levantarse la democracia representativa. El soberano nunca reclama. Política y muy cívicamente, el soberano optó por amarrarse y esperar por una caja y un pernil.
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