Los Abastos Bicentenario, los CLAP y los acuerdos del proceso revolucionario con la burguesía parasitaria

Cuando el gobierno del Presidente Maduro, ante lo inminente y en medio de serias denuncias de corrupción que se venían sucediendo en los Abastos Bicentenario, anunció la creación de los CLAP, estaba reconociendo la terrible corrupción que se había instalado en los mecanismos creados por el Presidente Chávez para garantizar la alimentación a los sectores mas vulnerables de la población.

Este nuevo mecanismo de distribución de alimentos, vino acompañado de una discreta decisión política ó acuerdo tácito para permitir la importación de alimentos para un sector medio de la población, a través de la red privada de Supermercados. En ese momento, bajo el inocente argumento de cubrir las necesidades de alimentación de una población hasta ese momento considerada clase media, estaba naciendo un pacto con la burguesía criolla parasitaria, acuerdos que hoy día permiten la coexistencia de nuevos proveedores de alimentos en todo el territorio nacional, con nuevas formas perversas de comercialización y fijación de precios al mejor estilo del Capitalismo Salvaje.

La pasmosa tolerancia hacia esos sectores, la impunidad con la que se vienen desenvolviendo, es actualmente el combustible que alimenta la estampida de precios que se generó en este pasado mes de diciembre. Este hecho, desnuda algo más de los acuerdos ó pactos políticos con esta burguesía depredadora. Un silencio cómplice de esta naturaleza, solo puede demostrar potenciales asociaciones con estos sectores burgueses.

Frente a estos desproporcionados aumentos de precios, la población esperaba estos últimos días de diciembre, que el Presidente Maduro anunciara medidas económicas excepcionales. El Presidente solo anunció la decisión mas trivial y desgastada de incremento del salario mínimo, que ya todo el mundo la considera efímera e ineficiente. Ante la omisión de medidas económicas, la población solo percibe tenues sanciones a los especuladores, casi simulando una lucha frontal contra los actores especulativos y que vendría a ser otra muestra de asociaciones entre estos sectores especulativos y actores políticos del proceso revolucionario.

¿Cómo el aparato productivo nacional va a enfrentar estos últimos incrementos salariales?. Ante esta situación, medidas para blindar la estabilidad de la pequeña industria, no se escucharon. Entre otras, garantizar el suministro de materias primas a estos sectores productivos que eviten paralizar la producción nacional, tampoco se escucharon. Solo el incremento en la producción y la productividad nacional, es la garantía para que estos nuevos salarios se traduzcan en una mejora en la calidad de vida del trabajador. Caso contrario, se convertirá en un engaño al pueblo trabajador y las pequeñas empresas, que tendrán que cerrar sus puertas.

En el otro extremo, los sectores especulativos, donde finalmente drenarán toda esa masa de dinero inorgánico que se creará con el incremento del salario mínimo. Este proceso revolucionario si estima de serlo, tiene que dejar la tentación de utilizar el comodín de la guerra económica, para justificar errores propios e incapacidades de su tren de gobierno. Deberá reconocer fallas para poder corregir las mismas. Erradicar todas estas perversiones que lo aleja día a día de las necesidades y carencias del pueblo venezolano y que está enterrando el proyecto original del Comandante Chávez.



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Rafael Montes


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