La disposición presidencial de bajar los precios en supermercados donde despiadadamente impusieron ilegal remarcaje sin justificación a mercancía en inventario, es decir que no son productos nuevos, ordena venderlos a lo que costaban los alimentos a mediados de Diciembre 2017. El anuncio presidencial hizo reaparecer colas de la población que sí tiene para comprar, pero nos matan de hambre los hiperinflacionarios homicidas de paltó, corbata, colonia y perfumes costosos, que cubren su mente pútrida en lo social, encareciendo implacablemente la vida diaria.
A los "honrados del libre comercio", el pueblo de todos los estratos sociales incluyendo sectores rabiosamente contrarrevolucionarios, les pregunta ¿y ahora qué?, porque no hubo saqueadores como respuesta a lo que deseaba la dirigencia de la oposición. El saqueo fue a nuestros bolsillos para inducir una matriz politiquera antigubernamental generalizada. Lo menos que pueden hacer los abusadores, indecentes y engañadores, desnudos frente a la opinión pública, cual organizaciones mafiosas con impunidad comercial, es apegarse a la Ley. Liberémonos de la asfixia económica y psicológica que nos oprime.
Que no sigan burlando al gobierno y al colectivo: Central Madeirense, Unicasa, Plaza, Excelsior Gama, Luvebras, Plan Suárez, Garzón, San Diego, etc. Han violado el artículo 46 de la Ley Orgánica de Precios Justos, e igual suerte correrán locales independientes por inspeccionar, función constitucional para demostrar que sus actos no pueden considerarse simple especulación, sino actos criminales contra el pueblo, pues no hay razón para semejantes cambios de precios. Y al resto…. que recuerden sacar el paraguas, aunque al colectivo mayoritario le provoque mojarse afirmando "si así llueve justicia, que no escampe".