Somos un pueblo feliz, de eso no hay duda. Lo confirman los programas de opinión de VTV y demás medios voceros de la gestión del Gobierno.
Suele decirlo el Presidente Maduro –apoyado por la primera combatiente– quienes no es raro que, al no caber de contentos, hasta bailen y gocen de lo lindo frente a las cámaras dando una demostración contundente de la felicidad de nuestro pueblo. ¡Como baila ese hombre!, podría competir con Obama quien baila antes de invadir un país, es una amenaza inusual y extraordinaria moviéndose. Y, no solo felices, sino que además, bien atendido en salud. Toda esa mentira de que la salud del país desmejora vertiginosamente al igual que su alimentación, se cae por su propio peso cuando uno observa las contorsiones y los quiebres de cintura de la pareja presidencial de bailarines bien papeados. Además de los discursos del Presidente, por supuesto, que dan palmaria cuenta e incuestionable testimonio del estado de ánimo de los venezolanos respecto de la hambruna que nos aguarda, ya bastante cercana. Algún mal intencionado ─de esos que nunca falta en ─ diría, que mas bien nos acecha.
Relájese y sea feliz.
Si no consigue la medicina contra la sarna que todos en su familia han contraído por deterioro de la higiene colectiva, no importa, ya que tenemos la felicidad de resistir la "guerra económica" en familia y junto a nuestro gobierno, también feliz, que inventa casi todo el tiempo para brindarnos la mayor suma de felicidad posible. Mientras tanto continúe rascándose que la sarna con gusto no pica y si pica no mortifica. No deje de sonreír mientras se rasca.
¿La tensión se le sube y se le baja como una bolita y no encuentra la medicina? Pues bien, descargue su arrechera echando cuatro maldiciones para relajarse, aunque dicen que eso azara. Pero recuerde, somos un pueblo de paz, un pueblo feliz que todavía espera que la ANC, su Gobierno, sus gobernadores y sus alcaldes –todo ese poder unido– hagan algo que se vea por la salud de de Venezuela.
Ciertamente no tenemos una crisis humanitaria del tipo que justifica la invasión que piden Julio Borges, Freddy Guevara y demás defensores de la libertad y la democracia de la MUD, pero no obstante que somos un pueblo feliz debemos aceptar muy alegres que tenemos una humanidad en crisis que exige que, de esos diálogos entre privilegiados y gente bien nutrida, se acuerde, PRIMERO QUE TODO LO DEMÁS, algún procedimiento que atienda en lo inmediato el desamparo en el que estamos en materia de alimentación y medicinas y que ha hecho de Venezuela el país donde a la gente le queda grande la ropa y con expectativa de vida de 10 años menos. Moriremos –como suele decir el Presidente Maduro– mas temprano que tarde. Pero ninguna democracia es perfecta, así que no le pidamos peras al horno como dice el filósofo del Zulia y aceptemos que somos felices pero que a veces como que no nos damos cuenta a pesar de las pedagógicas explicaciones del Presidente, que quiere reelegirse muy pronto como regalo para todos, lo que sugiere –y esta vez sí– navidades felices con perniles y combos clap asegurados. Ciertamente tenemos motivos para sentirnos risueños.
¡Ánimo! que Julio Borges y el Presidente están dialogando.
Transmita optimismo y fe en el futuro aun cuando se encuentre en una panadería. Mientras suelta sus palabrotas en contra del Gobierno y de ese negocio de vagabundos que todos los días aumentan el precio del pan mientras lo hacen cada vez más chiquito, hágalo con gozo porque somos un pueblo feliz. Al mal tiempo buena cara; diviértase ahora pagando los 10000 bolos por ese bollo ya que aun antes de la reelección del Presidente Maduro el mendrugo de pan estará al precio de dólar today. No compre mañana lo que milagrosamente pueda comprar hoy. Sea feliz hoy y no mire demasiado hacia el futuro que ahí lo que hay es elecciones amañadas y hambre.
No desespere. Todo está bajo control y más temprano que tarde como nos suele decir el bailarín de Miraflores, seremos todavía mas felices con el petro y la Ley de protección de las inversiones extranjeras.
Diviértase.
Vaya al cine con su familia de vez en cuando; o de viaje; arregle por módico precio el carro si todavía no lo vendido para comer… La vida es una sola y muy corta y mas ahora con 10 años menos por vivir, pero contentos…
Sí, somos un pueblo feliz, ciertamente.
Oscar Fuenmayor