El venezolano

Al mundo lo rigen normas y principios ya sean de ética, moral, ideológicas, filosóficas hasta religiosas. En estas dos últimas décadas, muchos como yo, que pertenecemos al grupo de los sin grupos, hemos creído en cambios políticos en nuestra nación, aborreciendo los gobiernos de la llamada cuarta república y creyendo en un cambio social, económico y cultural en Venezuela; pero jamás lo que vivimos y padecemos hoy, ha sido peor que los anteriores pero mucho, mucho más cruel e inhumano.

Creo que no hay, hoy en día un venezolano que no haya sacrificado algo de él para apostar por Venezuela, y creer que la lógica, el civismo, la compasión, la bondad y el patriotismo hicieran retomar el rumbo de una nación rica pero cargada de miseria y miserables, de burlistas de su propia tragedia e indolentes con sus hermanos, pero sobre todo de ladrones del futuro de una nación hoy palúdica más que nunca, moribunda, hambreada como en la guerra federal y huérfana de dolientes. Un estado tan mala madre que ha botado a sus mejores hijos a un exilio duro pero necesario para sobrevivir y esperar por ahora que este cáncer con metástasis termine de comer lo que tenga que comer para erradicarlo de cuajo o que nos acabe de matar.

El venezolano era conocido históricamente como un bravo pueblo, o fue una mentira histórica o el daño ha sido tan grande que lo convirtieron en cervatillos cobardes sin autoestima y con la peor autoconfianza, pudiendo ser manipulado con una bolsita de comida o con unas frases palurdas sacadas de viejos libros de historia, donde una oposición defiende espacios del gobierno y un gobierno le da limosna a una oposición que cada día demuestra más porque el país está tan mal.

Los venezolanos o la gran mayoría de nosotros estamos sobreviviendo: tanto los que se han tenido que ir de su nación que les ha negado todo hasta la dignidad de ser venezolano o como los que nos hemos quedado en este holocausto sin sentido, sin control más absurdo que la propia anarquía y más cruel que los últimos días de las Waffen-SS o Gestapo. ¿ En qué va acabar esto?: será en ideología sin lógicas alzándose sobre los cadáveres de los que dicen defender o en unos negociadores de la miseria enseñando los cadáveres de sus compatriotas para seguir pidiendo dinero para liberar lo que en el fondo no quieren hacer.

Lo cierto es que los venezolanos tendrán que tomar una decisión ante su inminente patíbulo ¿o nos reinventamos o fallecemos? ¡Algo simple!.



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Carlos Vicente Torrealba

Escritor / Über maestro en Filosofía / Entrenador de Vida / MTC

 carlosvicentetorrealba@gmail.com      @cartorrealba

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