Disociados psicóticos con careta de amargura no celebraron Carnaval 2018, fieles a lo que han proclamado y recomendado, por ejemplo, primero "no comer ni hallacas hasta que se fuera Chávez", después fue "hasta que se vaya Maduro…". Olvidan el dicho "no hay peor ciego que quien no quiere ver", se encierran íntegramente en el odio visceral que pone en riesgo su salud, y les impide razonar sobre la necesidad de la paz. Se han vuelto repelentes vestidos con ropaje griego, aplicado a uno de los orígenes de la palabra disfraz.
"EE UU persiste en la agresión contra Venezuela. En el supuesto que descarte la invasión militar contra nuestra nación, han reforzado todas las medidas económicas y financieras que aplican, añadiéndole la solicitud de embargo petrolero. Con el apoyo de las agencias informativas AP, Reuters, AFP, EFE, y servicios noticiosos de la TV mundial, fortalecen el cerco mediático con dominio de la mentira, las mayores falsedades y el ocultamiento de la verdad", advertencia de catástrofe hecha por el profesor Eleazar Díaz Rangel.
Reiterando resentimiento hacia los aspectos positivos, intenciones, o beneficios, no se quitan la caparazón quienes según una de sus acepciones de "disfraz griego" solo sirven a determinados intereses, y caen el cinismo direccional o conductual, involucrándonos en la desagradable separación de la sociedad, divisiones familiares, vecinales o laborales, entre "esos chaburros-maburros y yo…", o "entre esos escuálidos y yo…". En el liderazgo desubicado lucen el disfraz griego antes y después de las carnestolendas.
Imbuidos en su odio, inducen actitudes enfermizas, y dan culto al origen de la palabra cínico proveniente del griego clásico κυνικός, que en la literatura comparte el término cínico con la palabra can, por lo que universalmente se les conoce como "los perrunos". Es el odio integral de los dirigentes politiqueros que padecemos tanto en la oposición como en el oficialismo, a pesar de llamarse dirigentes y creerse inteligentes.