Leer mensajes de insulto por adversarios a la revolución bolivariana, con motivo de la masiva asistencia del pueblo llano, humilde y desprendido, a obtener el Carnet del PSUV, es una muestra más de cobardía, insatisfacción y rabia que sienten, los que no entienden por qué en amoroso recuerdo al Comandante Chávez se llenan plazas en todo el país. Sólida manifestación de fe en la democracia revolucionaria, respuesta popular a la incomodidad que nos causa el capitalismo salvaje con la hiperinflación criminal. Reacción del pueblo noble e inteligente, ante ladronzuelos que desgobernaron Venezuela entre 1959 y 1999.
Hugo Chávez catalogó al ilimitado afecto del pueblo hacia su persona, y las ideas libertarias bolivarianas, zamoranas y rodrigueanas, "más que amor frenesí". A punto de cumplirse cinco años de la desaparición física del Comandante eterno, que nos redescubrió al Bolívar antiimperialista, la oleada de pueblo alegre, sentido, solidario y esperanzado, responde revolucionariamente al modelo socialista siglo XXI, con presencia valiente, pese a las amenazas militares y la especulación social como arma contrarrevolucionaria.
En la acera de enfrente, cada ridiculez hecha argumento opositor, da pena ajena, porque también son venezolanas y venezolanos, torpes declarantes que manifiestan intereses prioritarios sospechosos. En una de las más recientes sandeces, el padre de Leopoldo López le dijo a CNN, que su niño mimado, el mismo que ordenó violencia hasta "la salida" del rrrrégimen, con saldo de muertos y heridos, y que tiene casa por cárcel, "sufre atroces torturas en su residencia…", o sea que la dictadura de Maduro lo apalea y le pone electricidad en los testículos, a domicilio…