Pero no por culpa de quienes saben labrar la tierra, viven de ella, la aman, esperan que su existencia sea grata y merecedora, pero les desespera que los dejen de últimos en la escala de valores. A la hora de ser considerados como debe ser por su importancia y conocimientos, les niegan las semillas a tiempo y se las encarecen violando la Ley de Semillas que aprobó la ANC.
En cargos directivos designan desconocedores del medio, que no saben ni sienten y por lo tanto no les importa si ven padecer al pueblo, no se está siendo justo con el legado del Comandante Hugo Chávez y la Ley de Tierras. A cualquier burócrata lo encargan de altas responsabilidades, hay ausencia de ingenieros agrónomos, ingenieros forestales, o experimentados que desde niños conozcan el medio rural.
Es imperioso estar consustanciados con esta tierra de gracia, sus vegetales, hortalizas y frutas, el ganado vacuno, caprino, caballar, y si se trata del elemento agua: la pesca en mares, ríos y la truchicultura. Con desaciertos en la designación de personal que dirija la política en este aspecto, no hacemos la revolución necesaria e imprescindible.
El socialismo nacionalizó a los depredadores de Agro Isleña, que nos envenenaban la comarca con productos Monsanto, pero vinieron algunos "monsantos" funcionarios, a hacer negocios desprestigiando al país, sin diferenciar su conducta a la de mafiosos blanquiverdes, que arruinaron Venezuela hasta 1999.
Falsos rojos rojitos matan el proceso chavista bolivariano, antiimperialista, perjudicando las bases del movimiento campesino, cual ácaros malignos. Con hiperinflación diabólica, le caen a leñazos a nuestros estómagos, para culpar al modelo socialista, y no a quienes reciben dólares, como la opiácea "alimentos" Pobre Obrero, Limpio Amanecido y Raspado.
