Henry Falcón y Francisco Rodríguez parecieran tener toda la intención de meter las cabras en el corral. Aun cuando no se sabe exactamente cuál es la estrategia que está en marcha, todo indica que se ha puesto en ejecución un plan para tomar el poder en Venezuela por la vía electoral, y que lo de Falcón no es un capricho personal, ni mucho menos un afán de figuración.
Luego de inscribir su candidatura presidencial y de firmar junto con otros candidatos una suerte de acuerdo de acogerse a las reglas de juego fijadas por el Consejo Nacional Electoral, Falcón marcó distancia con la Mesa de la Unidad Democrática y con el grupo de personalidades que promueven la abstención, dejando sí, la puerta abierta para próximos reencuentros. Días después se dio a conocer la noticia, según la cual, el economista Francisco Rodríguez, Ph.D en la Universidad de Harvard y con experiencia en empresas financieras como el Bank of America y Torino Capital, será quien conduzca la propuesta económica de Falcón, con miras a las elecciones del próximo 20 de mayo.
Falcón y Rodríguez basan sus aspiraciones en el análisis de la actual realidad económica y política de Venezuela. Parten de la premisa de que los gobiernos no ganan elecciones en coyunturas de hiperinflación y, dadas las cifras que algunas encuestadoras han revelado, con relación a las preferencias electorales y a la intención de votar por parte de los electores venezolanos, concluyen que la posibilidad de victoria es cierta.
Desde el punto de vista económico, Falcón y Rodríguez plantean darle un giro de 180 grados a la economía venezolana. Entre otras medidas están hablando de eliminar el control cambiario, crear las condiciones para atraer inversiones extranjeras, abrir la economía venezolana a los mercados internacionales y acabar con la hiperinflación. Y en el plano interno, esperan que los diferentes sectores de la oposición venezolana se sumen progresivamente a su propuesta y se metan en el corral. Por supuesto que Falcón y Rodríguez no deben olvidar que la economía y la política son como un cuero de chivo seco, que al ser pisado por un lado, se levanta por el otro, entre sorpresa y sorpresa.