Las largas colas en toda la nación para el Carnet de la Patria, y las correspondientes al "Carnet del PSUV", no tienen parangón con ninguna otra actividad ejecutiva gubernamental o político partidista, en Venezuela. La colectividad no desaprovecha comentarios sarcásticos, comprometedores a los actores de uno u otro lado, y por lo general humorísticos, marcando récord con las venezolanísimas "mamaderas de gallo".
Algunos señalan al "Carnet de la Patria" y los Bonos, cual fórmulas de control ciudadano. Niegan de plano que el sistema sirve para un censo de discapacitados, infantes, pensionados, embarazadas, gente con padecimientos médicos de cualquier índole, trabajos formales e informales, educación o estadísticas de condiciones de vida. Comparan la infeliz costumbre del "carnet AD o el de COPEI" que eran obligados para trabajar en el gobierno, con la carnetización voluntaria actual.
Creo se equivocan y no pasan del chisme disparatado, encomendando a adecopeyecos vagonetos metidos en las colas para despotricar de "esta dictadura". Habitamos una tierra de jóvenes en su inmensa mayoría vidiotizados por la TV, influidos por las radios y el internet, para derrocar la revolución bolivariana, induciendo a numerosos sectores a creer que se vivía mejor antes de Chávez y la revolución". Niegan el desempeño vital precario en la democracia representativa, pese a haber gozado de gigantescos ingresos petroleros.
Un breve análisis basta para enseñar a esa juventud, por qué no deben volver al poder representantes de capitalistas salvajes, que se atreven a igualar la carnetización socialista, con los humillantes carnets partidistas en la era adecopeyana, entreguista de nuestra soberanía, y que arrinconó en ranchos miserables a la población mayoritaria de escasos recursos.
