El pelotero profesional perteneciente en Venezuela a los Tiburones de La Guaira, Danry Vázquez, posiblemente nunca pensó que la agresión que llevó a cabo en contra de una dama, a lo mejor su esposa o novia, el dos de agosto de 2016 en los Estados Unidos, concretamente en el campo de Whataburger, donde jugaba para los Corpus Christi Hook's, en la ciudad de Corpus Christy, en Texas, saldría a la luz pública en un video, para comprometerle su ascenso en su carrera beisbolistica o para mostrarlo a la sociedad como un agresor más, de esos que abundan en estos momentos y que desdicen mucho de la formación en valores que se está dando en nuestra sociedad venezolana, en la familia.
No es el único caso, ya desde Chile o Perú se ha tenido conocimiento de mujeres víctimas en manos de sus esposos o novios venezolanos, con lo cual se puede concluir, que la familia venezolana está fallando en la formación de sus hijos. Posiblemente, esa conducta es aprendida. Puede ser la misma que sufrió el victimario en manos de sus padres, quienes también pudieron sentir el mismo rigor de los suyos. Es decir, es una cadena, en la cual la violencia se inserta como modo de vida y en donde siempre habrá una víctima, la más débil, la mujer.
Pero, ¿Por qué el caso de Danry Vázquez, se sabe ahora? ¿Lo chantajeaban?, de haberse sabido tal situación, de seguro no habría jugado el campeonato de béisbol venezolano 2016- 2017. Pero pienso que al saberse ahora, tan ignominioso acto desenfrenado de violencia, desde ya, la Liga de béisbol profesional, debería tomar una decisión de suspender de por vida a este pelotero.
Posiblemente, antes de saberse de este video, lo más probable es que seguía agrediendo a su pareja, pero ¿Cómo llevar ese peso de conciencia? ¿Qué lo motivaba a ser agresivo? ¿No bateaba de 5-5?; ¿cometía errores en el campo?; ¿se ponchaba demasiado?; ¿le salían mal las cosas?, ¿Eso pudo haber sido motivo para castigar a su pareja? No, ese carajito está loco. Ver ese video e imaginarme que la que recibe los golpes es mi hija, mi nieta, mi sobrina, o la hija de quien sea, produce indignación y desea uno tenerlo al frente para darle una lección, no regresándole los golpes, pero si, para tratar de aleccionarlo respecto al cuidado que debe tenerse con las damas, porque damas son las madre, son las hermanas, son las amigas, y no merecen que ningún loco frustrado descargue sus iras en ellas.
Hoy, ya se sabe lo que hizo. El con su acción, es su propio testimonio. Su swing, el mismo que descargaba sobre la cara de su pareja; el que caía sobre la espalda de la indefensa mujer, sobre su cabeza, en cualquier parte del cuerpo, me hace recordar la narración de algún juego de béisbol, donde después de batearse un cuadrangular, el narrador dice" Hombre dándole la vuelta al cuadro", Pues si, esa es la vuelta que debería dar Danry al cuadro, al cuadro del calabozo donde debería pasar un tiempo hasta que aprenda a tratar a las mujeres.
