"No acepten lo habitual como cosa natural, pues en tiempos de desorden
sangriento, de confusión organizada, de arbitrariedad consciente,
de humanidad deshumanizada, nada debe parecer imposible de cambiar."
Bertolt Brecht
La fase de transición que vive Venezuela obliga a reflexionar sobre el contenido del título de este artículo. Evidentemente que esto tiene consecuencias de carácter práctico porque está relacionado con la necesidad que tenemos de construir un pensamiento socialista para la sociedad venezolana con adecuación histórica. Todo el conocimiento acumulado mundialmente, a través de las luchas por el socialismo libradas por los trabajadores, debe ser revisado sin fijaciones dogmáticas y el ideal que surja deberá ser ante todo creación heroica. Se trata de salirnos de las cómodas cobijas de viejos discursos, que por lo altamente lógicos y rigurosos se erigen en autoridad, y producir el necesario rompimiento epistémico preguntándonos si en realidad los viejos contenidos de los conceptos nos sirven hoy para actuar. Lejos estamos de ignorar las leyes universales descubiertas por los clásicos en la construcción del socialismo, pero son leyes científicas y no oráculos religiosos; ese es su valor histórico.
Por otra parte, el capitalismo hoy, en el marco de su crisis general, presenta una diversidad de "subcrisis", como la de valorización, la alimentaria y la energética. Asimismo, se postula la idea de que se trata de una crisis civilizatoria que pone en riesgo ya no sólo la valorización del capital, sino también la organización de la sociedad contemporánea y la existencia de la vida humana en diversos ámbitos del planeta. Concentración de la riqueza en un 1% de la población mundial; desempleo creciente incluso en los países desarrollados del sistema; aumento de los precios de los alimentos generando hambrunas; crisis ecológica, tasa de ganancia descendiente. Pero todo demuestra que es una crisis del sistema capitalista, no del socialismo. Y en la medida que busquemos lo más pronto salir de esta civilización y transitemos el camino del socialismo será mejor para nuestro pueblo.
A partir de este conflicto teórico, político e histórico-social, podemos fijar las siguientes afirmaciones:
1. La crisis general, sistémica, no terminal, que sufre hoy el capitalismo mundial es una gran oportunidad para reimpulsar el mensaje de la unidad continental de los sectores y factores populares, socialistas, revolucionarios, antiimperialistas.
2. Solo con la rebeldía, la valentía y la Unión del Pueblo Nuestroamericano, y éste con sus referentes históricos (libertadores, héroes, heroínas y mártires, movimientos sociales, de género, culturales y juveniles), con sus condiciones propias y sus tradiciones de lucha, en conjunción con sus movimientos de vanguardia, podremos derrotar al imperialismo.
3. Es urgente reivindicar al socialismo como una epopeya social, colectiva, que lo construyen los pueblos en lucha; al mismo tiempo como hecho cultural en el sentido de aportar nuevas formas de vida justas y de relacionamiento de los pueblos; de un socialismo que libera a la humanidad de cualquier forma de explotación y extorsión social, sin chantajes estatales ni herederos conservadores.
En el caso particular de Venezuela, el actual modelo de organización política del Estado es una camisa de fuerza para el despliegue de las potencialidades del pueblo. En tal sentido, construir el Estado Comunal Socialista en Venezuela es hoy, conjuntamente con la liberación de las fuerzas creadoras del trabajo, la base material y espiritual de un nuevo modelo de organización social del poder. Así podrá desarrollarse la cultura del bien común destruida por siglos de dominación burguesa y capitalista que, por cierto, nos llegó como espejito en las bodegas de las tres carabelas de Colón.
Mas esta construcción debe ser del pueblo mismo, libre del tutelaje burocrático. Los funcionarios del Ministerio de las Comunas no pueden seguir siendo censores que dictaminen dónde y cuándo se puede edificar una comuna. Este ministerio debe desaparecer y dar paso a simples oficinas parroquiales adscritas a los CLPP. Si en realidad estamos en un Estado socialista todos los ministerios, en consecuencia, deben ser promotores del Estado Comunal, es decir, echar las bases de su propia disolución. Estamos en guerra contrarrevolucionaria dirigida fundamentalmente contra la voluntad independentista y soberana del pueblo venezolano y para enfrentarla no se vislumbra otra manera, sino con el poder de un Estado Comunal Socialista, dicho de una manera más clásica, con la guerra de todo el pueblo en armas.
En este mismo sentido, la planificación del futuro socialista de la sociedad venezolana debe diseñarse con participación protagónica del propio pueblo. En el seno del pueblo viven suficientes mujeres y hombres militantes de la Revolución Bolivariana que han demostrado, en distintas circunstancias, capacidad de liderazgo y son los que deben asumir la convocatoria de sus comunidades y asambleas de ciudadanos para comenzar a darle funcionamiento a una nueva cultura de vida, el Estado Comunal Socialista.
¡Comuna o nada!
¡El pueblo vencerá!
Por el Frente de Trabajadores de la Enseñanza Samuel Robinson
Coordinador General
correo: arnaldo.aguilar@gmail.com
Francisco Ochoa
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