La nueva historia, que está escribiendo el pueblo venezolano tiene marcado como signo distintivo, la marca de la mujer venezolana. Cada episodio, tiene como protagonista a la mujer, es el sujeto histórico fundamental de la Revolución Bolivariana. Por ello, en su cuerpo, lleva las marcas profundas de la agresión imperialista y sus agentes criminales, actuantes en territorio nacional. Ya sea, porque desde la perspectiva de la agresión económica se le inhibe de adquirir aquellos productos que le permitían resaltar su belleza que, con marcado orgullo, lleva como corona de reina y la hace resaltar en el universo. O, con extremada rudeza, le ha tocado sobrellevar el dolor del hijo o hija que abandona la Patria, ganada por la propaganda imperialista que promueve y empuja a parte de nuestra juventud a salir de la Patria en búsqueda de mejores destinos; convertidos, a fin de cuentas, en peores desatinos. Es, la mujer venezolana, la que padece con mayor angustia, la inestimable violencia que ejerce la burguesía comercial: Fedecámaras, Consecomercio y Cavidea, entre otras expresiones de organización gremial empresarial, cada vez que incrementa sus precios e impedirle, por esa vía, poder llevar alimentos a su hogar para alimentar la familia o peor aún, adquirir las medicinas para calmar las dolencias de un ser querido. En la mujer, bien podríamos afirmar, se concentran las dolencias de la Patria y es, por ello, que hacia ella dirige –el imperialismo- el grueso de su arsenal de guerra en lo mediático, lo económico, lo cultural y hasta, lo criminal. Es por ello, que explicar esta nueva historia que está escribiendo el pueblo venezolano, esta nueva gesta de independencia, pasa por analizar el rol protagónico que está cumpliendo la mujer revolucionaria.
Si bien, a la hora de homenajear a la mujer patriota venezolana todos quisiéramos ver expresada nuestra madre, esposa, hija, novia e incluso amante, la realidad de las pocas líneas nos circunscribe a expresar nuestro tributo a través de ejemplos distintivos, de mujeres cuyo tránsito por esta parte de nuestra historia épica, son dignas de ser resaltadas y elevadas al altar de la gloria. Una de ellas es Tibisay Lucena, Presidenta del Poder Electoral Nacional, el CNE. Es el tipo de mujer, que mejor resalta las virtudes guerreras de la mujer venezolana. Encumbrada a la cima del árbitro electoral, su palabra se constituye en un referente de honestidad y transparencia, única de la nación. Por ello, cada vez que culmina un evento electoral, el pueblo venezolano se agolpa en la ventana de sus televisores para verla expresar los resultados de la contienda. Palabra sagrada, una vez culmina su interlocución. No han podido, los enemigos de la Patria, modificar la opinión favorable que mantiene de ella, el pueblo venezolano, quien le aprecia y quiere como si de una hermana se tratase. Todo un frenesí de amor, le manifiesta este pueblo, porque así se lo ganado con sus invalorables servicios a la Patria. Sancionada por el imperialismo, acechada por enfermedades, la Rectora Tibisay Lucena, entra a la nueva historia republicana, y así será recordada y apreciada, como la Rectora de la Dignidad Nacional, que supo formarnos en los principios de la Democracia Bolivariana. 24 procesos electorales, dan fe de ello. Limpios y transparentes. Humildad, rectitud y honestidad, tres valores que definen a la Rectora de la Dignidad Nacional. Orgullosos estamos, los venezolanos y venezolanas, de poder contar con tan majestuosa mujer al frente de un Poder Público Nacional.
Delcy Rodríguez, llega a la Cancillería de la mano del Hno. Presidente Nicolás Maduro. Desde allí, inicia el despliegue de un concepto que si bien desarrolló –plenamente- el Comandante Hugo Chávez, y pese a ser un comunicador por excelencia, los venezolanos y venezolanas no pudimos percatarnos de un concepto clave en la concepción de la nueva política exterior bolivariana. Es así, que de la mano de Delcy, pudimos conocer y aplicar los preceptos legados por el Padre Libertador, Simón Bolívar, expresado en Doctrina de Política Exterior, conocida como la Diplomacia Bolivariana de la Paz, en contradicción antagónica a la doctrina Monroe o diplomacia de guerra, que conduce al imperialismo a considerar a la América como su patio trasero. Correspondió a Delcy, defender la Dignidad Nacional, en los escenarios internacionales. Nunca antes, nuestra Patria había sido objeto de tantas agresiones y campañas mediáticas, concentradas en destruir el gentilicio nacional. Como Cancillera, Delcy, estuvo a la altura de las exigencias y cada agresión, fue respondida con la contundencia y vehemencia que solo es capaz de hacerlo, la mujer venezolana. Y, testigo de ello, fue el vagabundo-delincuente que hoy preside la nación Argentina: Mauricio Macri, quien mediante sendas cachetadas verbales de la Cancillera de la Dignidad Nacional, Delcy Rodríguez, tuvo que callar sus infamias y tragárselas –amargamente- en los escenarios internacionales que tuvo que vérselas con Delcy. Desde la majestuosidad de nuestra Cancillería, nuevos retos y compromisos, reconsiderarían nuevos compromisos a quien ha servido a la Patria, y lo ha hecho bien. Hoy, a Delcy le ha tocado presidir la voz de la Soberanía Nacional, del pueblo todo, en la Constituyente. Desde la expresión de la Soberanía Popular, el Poder Constituyente, Delcy, tiene el altísimo compromiso de convocarnos como pueblo a votar por una nueva Constitución Bolivariana, repotenciada y más garantista de los Derechos Sociales, incluidos todos aquellos que fueron minimizados por la quinta columna infiltrada en 1999. La sola presencia de Delcy, como expresión de la mujer venezolana, le da confianza al pueblo venezolano que no habrá una nueva traición.
A Pascualina Curcio, profesora universitaria, nobel investigadora social, la descubrimos gracias a Mario Silva y La Hojilla. Allí, se presentó un día cualquiera a explicarnos qué era eso de la guerra económica. Cual ilustre pedagoga, en unas pocas horas, nos develó esa misteriosa y novedosa forma de hacer la guerra contra todo un pueblo. Cual se tratara de un salón de clases, La Hojilla se convirtió en un aula abierta de economía. Tarea, nada fácil, esa de ilustrar a todo un pueblo sobre una metodología de guerra que la mediática imperialista se encargó de enredar, dificultando su observación para ocultar a sus verdaderos responsables y poder adosar culpas propias en el contrario político, en nuestro caso, al Hno. Presidente Maduro y su Gobierno. Imponente maquinaria de propaganda de destrucción mundial, fue la que decidió un día enfrentar Pascualina Curcio, y desmontar con sus vastos conocimientos de la ciencia social y economía. No se limitó Pascualina, a sus lecciones a través de La Hojilla, sino que se desplegó a dejar constancia escrita de sus opiniones, quedando como evidencia importantes obras de obligatoria lectura si de entender y comprender esta parte de nuestra historia reciente y los métodos de guerra empleados por el imperialismo de EEUU se trata, para intentar doblegar la voluntad del pueblo venezolano y someterlo a un nuevo coloniaje.
La Mano Visible del Mercado, en tres partes, destaca como la obra emblemática que desnuda la mano imperialista que manipula el tipo de cambio a su antojo, y obtiene como resultado la inflación inducida, principal componente de las molestias que aquejan al pueblo venezolano. "La inflación inducida a través de la manipulación del tipo de cambio en el mercado paralelo e ilegal y el desabastecimiento programado mediante la manipulación de los mecanismos de distribución de bienes esenciales para la vida, han constituido las dos principales estrategias que han generado importantes distorsiones en la economía nacional afectando, sin excepción, a todos los hogares venezolanos indistintamente de su condición socioeconómica" (La Mano Visible del Mercado, 2012-2016, P. Curcio). En "Mitos sobre la economía venezolana", la notable investigadora va desmontando mitos creados por la mediática derechista, para hacer creer como ciertas, algunas leyendas como aquella de que nuestra economía es monoproductora ergo somos altamente dependientes del petróleo. Con cifras del BCV en mano, Pascualina desmiente esa leyenda urbana, citémosla: "En promedio, del total de la producción nacional, el 84% corresponde a la actividad no petrolera, mientras que la diferencia, el 16%, es producción petrolera". Recientemente, P. Curcio, expone en el diario Última Noticias, una propuesta que ha generado mucha roncha en los sectores políticos ganados a la servidumbre imperialista. Propone Pascualina, el Bolívar-Oro Soberano. Argumenta su propuesta de una manera bien sencilla: "Para el pueblo venezolano, nuestro Bolívar es símbolo de libertad, independencia y soberanía. Vale oro. No dólares. Así se debe hacer saber al mundo. Quienes pretendan atacarlo deberán manipular el precio del metal precioso en los mercados internacionales. Oro today afectaría al Imperialismo mismo". Bien valdría considerar, Hno. Presidente Maduro, que el pueblo venezolano pueda contar con los extraordinarios servicios de la ilustre profesora Curcio al frente del Banco Central de Venezuela. El cual, estimamos debiera cambiársele el nombre por el del Banco Central de la República Bolivariana de Venezuela. Hora ya, de romper con esa vieja institución cuartarrepublicana que es, todavía lo sigue siendo, el BCV. No nos queda la menor duda, que la estimada profesora, sabrá estar a la altura del compromiso de restaurar y repotenciar nuestra moneda nacional: el Bolívar. Si, la fundamental promesa electoral propuesta por el Hno. Presidente Nicolás Maduro al electorado, es la de conducir al pueblo venezolano por los senderos de una Revolución Económica, nadie mejor, como Pascualina Curcio, y con ella la mujer venezolana, para acompañarlo con conocimiento y sabiduría por esos complejo y, a la vez, sencillos senderos del conocimiento.
Este 20 de mayo, el pueblo venezolano tiene una cita con la historia- La nueva historia, que estamos escribiendo post Chávez. Es una gesta independentista antiimperialista. En la primera línea de batalla está la mujer venezolana, acompañando al Hno. Maduro, en esta batalla de resistencia en que le ha tocado sobrellevar la pesada carga familiar y, a su vez, asumir el fusil de ideas para contrarrestar la ofensiva imperialista. La derrota imperialista, el venidero 20 de mayo, nos reivindicará como pueblo libre, soberano e independiente. ¡La Independencia, el legado sagrado que nos dejara el Padre Libertador, Simón Bolívar!