En estos tiempos Bolivarianos, la economía copa la agenda discursiva, y la preocupación colectiva; hay enfoques y miradas desde todos lados, en un horizonte brumoso, de cada vez menos credibilidad en importantes sectores de la población en el liderazgo político-militar-empresarial que no muestra resultados consistentes. Por otra parte, en el lenguaje ciudadano se observan relevantes cambios en desmedro del entusiasmo del pasado reciente en frases como: "Revolución Bolivariana", "Socialismo", "Socialismo del Siglo XXI", "Proceso político de cambio social", etc., y por el contrario se incorpora un habla despectiva de los "Partidos políticos" de "Los políticos" y la "Clase Política", y otros sustantivos menos ortodoxos que nos recuerda el ambiente de los finales de la década de los noventa. No hay nada nuevo bajo el Sol, diría un lector del Eclesiastés y nos recomendaría leer de nuevo la breve y ultima proclama de nuestro Libertador Simón Bolívar del 10 de diciembre de 1830.
Nos hemos atrevido a decir en otros artículos que la "economía, la política y la guerra andan juntas y bailan pegao". En tiempos difíciles como los actuales nos preguntamos ¿Qué Hacer? por allí andan los predicadores del fin del mundo y del arrepentimiento ofreciendo la divina eternidad; otros que creen que hay un milagro a la vuelta de la esquina y, se aferran a sus amuletos, efigies y cábalas; también abundan los que confían en un golpe de suerte. Hay de todo en la viña del señor, como quien escribe, que piensa que en el pasado quizás se puedan conseguir las claves para tratar de entender todo esto, y si no se logra, al menos uno se distrae.
La "CLASE POLITICA", es una expresión que connota mala reputación, por ello hay que considerar y, estar atento al habla de la gente, puede ser una frase ligera, emotiva, pero podría ser también un sentir profundo, En este texto nos hemos permitido recordar una vieja experiencia bajo dominio hispánico donde concurre la política, la economía y la guerra, y fue con motivo de los sucesos protagonizados por el canario Juan Francisco de León, sembrador de cacao en Barlovento, fundador de Panaquire y Teniente cabo de guerra y juez de comisos de la población.
Allí probablemente nos topamos con otro 19 de abril, menos conocido pero no menos importante, pero esta vez en 1749, cuando este propietario agrario y sus vecinos, desconocieron a la nueva autoridad impuesta por la compañía Guipuzcoana, institución que hace algún tiempo los venia asediando con un conjunto de normas que desacomodaban las tradicionales relaciones existentes entre los súbditos criollos y peninsulares y la Metrópoli. Los habitantes de estos territorios estaban ante una CLASE POLÍTICA, que atendía la visión e intereses de la dinastía de los Borbones que habían asumido las riendas imperiales a comienzos del Siglo XVIII.
El isleño Juan Francisco, y otros vecinos y productores de Caucagua, Guarenas, Guatire, y otras localidades, ante las maniobras y tropelías de los agentes de la Compañía Guipuzcoana marcharon en son de protesta a la ciudad de Caracas. Esta queja agrícola tomó un carácter levantisco armado al no ser atendidas y, por el contrario fueron reprimidas brutalmente por las autoridades, luego el líder cacaotero junto a otros fue hecho prisionero y remitido a la Carraca de Cádiz, donde tiempo después falleció. (Su vivienda en la Candelaria por orden del gobernador fue destruida y el solar sembrado de sal).
Un siglo después de la sublevación de Juan Francisco, estudiosos sociales, entre ellos Carlos Marx y Federico Engels en un breve pero gigantesco documento, (Manifiesto Comunista) expusieron algunas ideas fundamentales sobre las clases sociales y sus contradicciones: "Las Provincias independientes, ligadas entre sí por razones muy débiles con intereses, leyes, gobiernos y tarifas aduaneras diferentes, han sido consolidadas en una sola nación, bajo un solo gobierno, una sola ley, un solo interés nacional de CLASE y una sola línea aduanera" . Para ello, en ese entonces los Borbones para cumplir sus finalidades dispusieron de un aparato jurídico-bélico la Compañía de Caracas o Guipuzcoana.
La Casa francesa bajo el reinado de Carlos III, (1759-1788) se propuso recuperar la grandeza del imperio español, y acentuar el perfil colonial, lo que implicaba la guerra y para ello requería ingentes recursos los cuales abundaban en las tierras americanas, de allí la decisión de la implementación de un conjunto de REFORMAS, políticas, fiscales, administrativas, militares, era como señalan algunos historiadores, un desmontaje del Estado criollo, el cual se venía gestando a lo largo de dos siglos, conformado por diversas clases sociales, entre ellas las de los hacendados y comerciantes acomodados. Las medidas imperiales se hicieron sentir con mucho rigor en toda la América generándose numerosos levantamientos entre ellos el de Túpac Amaru en el Perú y, el de los comuneros del Socorro de Nueva Granada y de Mérida. Se acentuaba una severa contradicción con la CLASE POLITICA BORBONICA, que tuvo una poderosa inflexión en Venezuela el 19 de abril de 1810 y el 5 de julio de 1811
El viejo imperio español siempre andaba en sus alianzas y guerras como todos los imperios europeos en pro de su expansión territorial, que lo lograban no solamente con una bula papal, también lo procuraban por la vía consanguínea o por medio de las armas la mayoría de las veces. En los últimos años del rey ilustrado Carlos III, soplaban en Europa fuertes aires industriales-burgueses, en Caracas veía la luz Simón Bolívar, un año después del fallecimiento del rey estalla la Revolución francesa.
En cuanto a la CLASE POLITICA en nuestros tiempos se le tiene como una expresión despectiva referida a un sector dirigente que ha hecho de la política un Modus Vivendi, y nada que ver con transformaciones revolucionarias.
LA REVOLUCION ES CULTURAL
Bibliografía consultada.
1.-Diccionario de Historia de Venezuela/Fundación Polar.
2.-Vaamonde, Gustavo Adolfo/Diario de una Rebelión/Venezuela, Hispanoamérica y España/Colección Bicentenario de la Independencia/Fundación Empresas Polar/Caracas 2009.
3.-Carlos Marx y Federico Engels/Manifiesto Comunista.