La falta de orientación política que en el país sembraron adecos y copeyanos durante gobiernos vivianes, confunde a los jóvenes. En los años disimulócratas del "pleno empleo" en el poder blanco y verde, saludé en Caracas a un paisano que apenas sabía leer y escribir, pero era "adeco, y eso valía", algo que no olvido y lo doy a conocer ahora.
Nos encontramos en 1976 en el Centro Simón Bolívar. Impecable en el vestir, traje costoso, reloj, corbata, zapatos relumbrosos y de marca. Lo sabía procedente de un campo al occidente del país. Nos sentamos a conversar pues no lo veía desde que él estaba recién salido del cuartel, era modesto obrero 24 x 24, en un organismo público.
Le dieron el cargo de ECONOMO en un Instituto Autónomo, no tenía conocimientos pero "Jefe es Jefe manque tenga cochochos, y yo soy adeco Luis, tú lo sabes…". Le oí con asombro y tras consumir cuatro "chispazos lupulosos", me contó que había comprado un "carrazo", pagaba dos apartamentos porque (tenía 2 compañeras de vida), y platica guardada". De educación nada, "p´a qué esa vaina…" me dijo al preguntarle si estaba estudiando.
Viene a la mente el episodio, porque en la patria Siglo XXI con municipalización de la educación universitaria, jóvenes preparados en aulas socialistas se van a dar lástima en el exterior, afirmando que la Venezuela anterior a Chávez era más decente. Mi preocupación se vio reflejada en artículo escrito ese día por la analista y humorista Carola Chávez, que describe "un patético pendejo que quiere irse demasiado, S O S Venezuela, yo no estudié ingeniería para vivir con esta crisis humanitaria". Piden ayuda, plis, para reunir 5 mil dólares, costear el pasaje, la llegada a países vecinos y un pote de Nutella.
Cegados por la banalización, ignoran y ofenden a quienes sufren la tragedia verdadera, millones de refugiados en Europa, Asia y Africa, producto de verdaderas crisis humanitarias, hijas del saqueo y las guerras que los expulsaron de sus tierras. Pero los jóvenes y no tan jóvenes nuestros, se van propalando el peligrosísimo discurso made in USA que dice, "pobrecita Venezuela, hay que salvarla a bombazos", lo que nos convertiría en verdaderos refugiados.