Los venezolanos tenemos dos posibilidades para participar en la construcción del país que queremos. Una electoral indirecta propia de democracias representativas -que ni democracias ni representativas son- y una directa, el ejercicio efectivo de nuestro poder originario.
Mas, lamentablemente, la compleja dependencia de nuestro país de los centros capitalistas de poder agravada por la guerra ha llevado a los conductores del proceso bolivariano a priorizar la primera y al Pueblo, a descuidar la segunda.
Asunto muy hábilmente aprovechado por la oposición para tratar de convencer a los venezolanos y al mundo de que, aunque el chavismo haya conquistado coyunturalmente el poder político, ellos siguen teniendo el control del poder económico. Como si eso fuera posible en un país mono-exportador donde casi el 100 % del ingreso en divisas es generado por recursos petroleros y mineros del común, administrado por el Estado.
Si el Gobierno no tiene el poder económico, menos aún lo tiene el sector privado y las élites lo saben. De allí que hayan tratado de engañarnos desde hace años, difundiendo una imagen ahistórica y distorsionada de nuestro país para que olvidemos que siempre han sido agentes, representantes o cipayos del poder foráneo de turno. Que enfrentaron a Bolívar y al ejército libertador, que conspiraron con el Imperio Británico para dividir a la Gran Colombia y convertir a Venezuela en un protectorado inglés y que, empezando el siglo XX, se negaron a prestar ayuda a su país, Venezuela, bloqueado y atacado por potencias extranjeras.
Que, obnubiladas por la danza de los millones petroleros, terminaron de hundir la agricultura afectada por las guerras, que se sometieron gustosos al imperio estadounidense y que durante la IV República saquearon al país en nombre de la civilización y la democracia.
Que ya en el siglo XXI, reforzadas por los poseedores de nuevas y dudosas fortunas, han cometido todo tipo de vilezas para defender sus intereses -subordinados a los de sus amos- sin importarles para nada el desarrollo del país ni el bienestar de la gran mayoría de sus coterráneos.
Por eso los venezolanos patriotas y revolucionarios, teniendo en cuenta lo que costó llegar al poder y lo que está costando mantenerlo, defender nuestros derechos y conquistas, estamos obligados a garantizar que más nunca vuelvan a mandar y a tener privilegios en nuestro país.
Por eso los venezolanos patriotas y revolucionarios tenemos que garantizar la VICTORIA DE NICOLÁS MADURO para dar luego el Golpe de Timón exigido por El Comandante, desmontar de Estado burgués que tanto daño nos ha hecho y conducir organizadamente el proceso hacia la concreción del socialismo.
Viviremos y Venceremos
