Le pregunto a los abstencionistas ¿Alguien sabe dónde está Hermann Escarrá, quien es más de una oportunidad dijo que Chávez era un dictador y tenía que irse del poder? Pues, está muy ocupado terminando de redactar la "nueva constitución" cuya vigencia planificada para el próximo mes de agosto terminará por enterrar la República como la hemos conocido desde 1961, y peor aún, hasta la Constitución de 1999, aprobada por legítimo referendo también quedará en el olvido en su composición jurídica y estructura de Estado, liquidando históricamente al chavismo para dar paso al madurismo.
En efecto, sobre los abstencionistas correrá la gran responsabilidad en la muerte de Venezuela como una nación cuya "democracia" a pesar de estar fracturada, y muy cuestionada, pudiéramos decir que vive sus últimas horas, y sobre ello, una oposición que a pesar de llamarse pragmática no ha comprendido el momento histórico que vivimos, y que sólo si terminamos por comprender la gravedad sobre lo que está ocurriendo podremos evitar la masacre institucional que se avecina.
Si Maduro termina reelecto debido a la negativa de ir a votar por un importante número de venezolanos, será muy tarde para venir a recoger los escombros. Y es que Hermann Escarrá ha diseñado una neodictadura cuyo neototalitarismo quedará legalizado de forma "constitucional", no sólo por la complejidad en que se ha redactado el "Estado comunal", sino que será imposible revertir lo que allí se ha diseñado como una nueva estructura "institucional", en donde todo, absolutamente todo, tendrá que regirse por lo que "decidan" las nuevas representaciones "participativas y protagonistas" en cada espacio del país, bajo el remoquete del "poder popular", o sea, las fichas del partido oficialista en cada uno de sus reductos, ahora controladas con mayor esquema conductual con el empleo del mal llamado "carnet de la patria".
En una oportunidad había planteado que después del 20 de mayo, en caso de que Maduro continuara en el poder, toda la oposición debía unirse para activar un referendo y eliminar a través de una enmienda la reelección indefinida y también solicitar la finalización inmediata, vía rechazo del pueblo, la "constituyente". Pero la cúpula del madurismo, previendo esa posible amenaza y posibilidad institucional en caso de un resquebrajamiento de su escaso apoyo popular de sus propias bases, y además, Maduro también consciente que no podría mantenerse en el poder con la actual Constitución, adelantará todas las acciones neototalitarias bajo el manto de una seudolegalidad, la cual no podrá evitarse fundamentalmente por tener una dirigencia opositora vacua y apartada de la realidad política y social.
En tal sentido, Hermann Escarrá propondrá ante la "constituyente" después del 20 de mayo, en caso de que Maduro sea "reelecto", la "nueva constitución", y Diosdado Cabello propondrá un referendo de "aprobación" de ese "texto" para el venidero mes de agosto, el cual por supuesto, borrará cualquier vestigio institucional del poder Ejecutivo tal y como lo conocemos. Incluso las llamadas "milicias" serán incorporadas como un quinto cuerpo de la Fuerza Armada.
Sobre la presidencia de la República el período presidencial será llevado a 7 años, tal y como se pretendió en la fallida reforma de 2007. Por eso, Sandra Oblitas habla que el "nuevo presidente" deberá juramentarse en 2019, y Maduro y su claque a cada momento nos hablan del "plan de la patria 2019 – 2025. ¿Cuántos años son? ¿Los ha contado?
Todas las gobernaciones quedaran sujetas bajo el mando de las 8 regiones en que será dividida política y territorialmente Venezuela. En esas 8 regiones quedarán designados un número igual de "vicepresidencias", o sea, se legalizará la figura del "protector", pero no por estados, sino sobre varios de éstos. Verbigracia, con tal acción la descentralización quedará asesinada de facto, y el centralismo será lo que vuelva a privilegiar en máximo control político. Será pleonástico decir, que en caso de que haya algún "gobernador" de oposición, todas sus acciones estarán supervisadas y debidamente aprobadas por ese vicepresidente, simplemente en la praxis quedará anulada su posible gestión.
Las alcaldías también recibirán su dosis de neototalitarismo. Los concejos municipales serán eliminados y sustituidos por las "juntas de representación del pueblo y poder popular", que no son otra cosa que los reductos del partido madurista a través de los colectivos armados en las localidades. Los alcaldes no tendrán potestad sobre la administración y el manejo de los presupuestos, sin previa aprobación y firma conjunta de los "representantes" de dicha junta, quienes a su vez serán los únicos responsables en la recaudación de los impuestos municipales, y de esta forma eliminan la autonomía que esas dependencia tenían en materia tributaria. Alcaldías como las de Chacao, Baruta o El Hatillo en la llamada gran Caracas, Maneiro en Nueva Esparta, o San Cristóbal en Táchira, no volverán a ser ejecutantes de sus propios presupuestos, tal y como se ha venido haciendo en su historia republicana desde 1989.
Lo más grave será el nuevo esquema del "voto popular". Porque las "juntas de representación del pueblo y poder popular", previamente "elegidas por el mismo pueblo" con la ayuda de los mencionados colectivos armados, serán los órganos de control en materia electoral, en donde todos los venezolanos con derecho al sufragio tendrán obligatoriamente que registrarse y entregar todos sus datos socio-económicos, es decir, lo mismo que ocurre con el "carnet de la patria", sólo que en este caso, aquellos que no lo tengan como identificación, también quedarán en la respectiva data del madurismo, y debidamente señalados, pero como "enemigos de la patria", y con ello, pues controlar todos sus movimientos laborales, sociales, económicos y hasta familiares. Quien no se registre ante esa junta, quedará fuera de las listas con "derecho al voto".
Demás está decir que si Maduro queda "reelecto", una parte de la oposición seguirá llamando a la abstención para ese "referendo" sobre la "nueva constitución" bajo la misma premisa que lo hace una instancia "ilegal", lo cual lo sabemos, pero que de nada valdrá para que el madurismo siga avanzando en la implantación del "Estado comunal". No puedo obviar que ese "referendo aprobatorio", irá acompañado del referendo revocatorio sobre los diputados opositores de la Asamblea Nacional, quienes al también negarse a defender sus propias curules, pues también serán echados de sus funciones políticas de manera "legal" aunque digan lo contrario. Ese será otro punto de inflexión, y posteriormente serán convocadas las elecciones para la elección de los nuevos "diputados patriotas".
Venezuela vive horas muy aciagas. La muerte de la República y lo poco que queda del Estado institucional, cuando menos en su conformación del poder Ejecutivo está a punto de morir. Sólo si salimos a votar este 20 de mayo contra Maduro, podremos cambiar estar realidad y detener la barbarie "constitucional".
La vida o muerte de Venezuela está en nuestras manos. ¡Después del 20 de mayo! Comenzará a regir la "nueva constitución" y el "Estado comunal". Sólo nosotros votando podemos evitarlo. Ese es mi deber como venezolano. Por ello, aunque tenga profundas diferencias con su filosofía y hasta equipo de gobierno que ha anunciado, votaré por el candidato con mayor posibilidad de derrotar a Maduro. Votaré por Henri Falcón. A propósito de ser ciego. Quien tenga ojos que vea.