"Pueblo venezolano, no me dejen sólo… Les juro que saldré un día después a realizar un gobierno de calle y a acabar con las mafias de la guerra económica y a enfrentar a los ladrones y especuladores del pueblo venezolano".
(Nicolás Maduro Moros, campaña electoral, mayo de 2018)
Luego de superar obstáculos y cargar sobre las espaldas una de las crisis económicas más severas que jamás haya soportado el pueblo venezolano quizá desde la guerra de Independencia, el pasado domingo 20 de mayo, los hijos de la tierra de Bolívar acudimos a votar masivamente para reelegir a Nicolás Maduro Moros como Presidente Constitucional de la República Bolivariana de Venezuela para el período 2019 – 2025.
Fue una campaña rápida y planificada donde la oposición salió derrotada no solamente la representada por los candidatos Falcón, Bertucci y Quijada sino también la que se abstuvo de votar siguiendo los lineamientos de la Embajada Norteamericana y de Mary Cory acompañada de Ramos Allup, quienes perdieron la oportunidad maravillosa de haber expresado con su voto su opinión y además, botaron la bola para elegir un presidente de acuerdo a su criterio neoliberal y lacayo, obsesionados por esperar la invasión de los marines.
Todo está consumado y el pueblo venezolano se retrató el pasado 20 de mayo al dejar una fotografía para la historia y dar luz verde a la Revolución Bolivariana que llegó para quedarse, como siempre lo señalaba el Comandante Hugo Chávez Frías también artífice de un nuevo triunfo de Maduro - su discípulo predilecto - porque su legado sigue vivo y sus planteamientos vigentes en el Plan de la Patria.
La dinámica y la lógica indican que una población de más de más de 6 millones y medio de votantes, quienes respaldamos al Presidente Maduro en su propósito de consolidar la Revolución, no dimos un paso en falso sino un salto hacia el futuro por la soberanía y la independencia de la Patria de Bolívar, Zamora y Simón Rodríguez, plasmada en el árbol de las tres raíces que tanto invocó el Comandante Supremo en su proyecto de una Constituyente.
Ya no hay vuelta atrás y las dudas deben despejarse, porque el pueblo expresó su deseo de continuar por el sendero de la V República, pero esta vez sin titubeos y medias tintas y mucho menos, albergando traidores vestidos de rojo quienes empañan la gestión y destruyen por dentro el Proyecto revolucionario, tan amenazado por los amos del imperio y por los lacayos que no tienen Patria sino que andan por el mundo vendiendo nuestro país al mejor postor, sin escrúpulos y sin conciencia alguna de venezolanos.
No hay tiempo que perder. El Alto Gobierno ha tenido tiempo suficiente para analizar donde está el nudo gordiano de la guerra económica y desde donde se han alimentado los chulos, quienes como Drácula chupan la sangre de las divisas provenientes de nuestra riqueza petrolera y de otras fuentes naturales, de las cuales la Divina Providencia dotó a la "Tierra de Gracia" y a la Estrella del Sur, para bien de los pueblos de la Patria Grande y de la humanidad entera.
Ha llegado el tiempo de cortar por lo sano e ir al grano para acabar con las verdaderas causas del estrangulamiento de nuestra economía. De inmediato el Presidente Nicolás Maduro debe hacer limpieza en su Gabinete, para dejar a los más eficientes y a los verdaderamente casados con la causa revolucionaria. El Primer Mandatario los conoce, porque ha madurado con ellos en su seno y dentro del equipo de Gobierno.
De inmediato deben ser eliminados, por ejemplo, los subsidios a la importación de productos como la harina de trigo y el arroz, los cuales revenden estos importadores al pueblo venezolano, sin ninguna contemplación, creando una nueva burguesía parasitaria a semejanza de la que pululó en la IV República y que ahora, renació con la Revolución como garrapatas vestidas de rojo.
Igual siguen recibiendo subsidios empresarios acumuladores de divisas pero que no invierten nada en el país para incrementar una verdadera producción que nos libre del rentismo petrolero, como es el caso de las empresas Polar que hicieron su imperio fuera de nuestras fronteras con dineros robados al tesoro nacional, gracias a la complacencia de enchufados en el Estado revolucionario y hoy todavía se dan el tupe de controlar el mercado interno de la harina, productos alimenticios y de la cerveza a precios internacionales.
El juramento reiterado que hizo Nicolás Maduro en sus diversas apariciones en la pasada campaña electoral por todo el territorio nacional debe ser honrado, porque es malo jurar en vano según los mandamientos de la Ley de Dios: "no jurar su santo nombre en vano".
Desde ya todos los votantes queremos que rueden las cabezas de los acaparadores, especuladores y ladrones del pueblo. Desde luego que la culebra se mata por la cabeza y se debe comenzar por los mayoristas e importadores, a quienes el mismo Gobierno les ha otorgado las patentes y permisos para traer productos a nuestro país, supuestamente para alimentar el pueblo venezolano.
Si la coyuntura abre nuevos mercados de importación y de exportación en nuevos países para la economía venezolana (Irán, China, Rusia, Turquía, India, África, etc.) apartada del mercado norteamericano debido a sus restricciones y bloqueo, debemos sincerar los precios a esta escala.
Pero paralelamente debemos buscar el verdadero subsidio pero hacia abajo y no hacia arriba. Es decir, acabar con el subsidio de los chulos del Estado, apadrinados desde el alto gobierno y mantener los subsidios a los CLAP, pero con un verdadero control para que llegue sin intermediarios a la población venezolana.
Queremos ver si el cambur verde mancha. Ya el Presidente ha pedido la colaboración del pueblo para poner orden en los precios y en el mercado especulativo, con el acompañamiento de las Fuerzas Armadas, FANB, en una auténtica unidad cívico - militar.
Debemos acabar con la impunidad. Los ladrones ya los conoce suficientemente el pueblo y al tener respaldo del Gobierno no tendría ninguna duda en denunciarlos, y más si ve respuestas ejemplarizantes por parte del Estado revolucionario.
Si el pueblo venezolano con una alta participación votó y una gran mayoría se abstuvo por la misma razón; en otras palabras, la especulación y alto costo de la vida desaparecerán, porque estamos seguros que se sentirían identificados al ver una acción eficaz y contundente contra los vampiros, quienes nos han hecho la vida imposible siguiendo los postulados de la mano invisible del mercado imperial que nos estrangula.
Llegó la hora de la verdad. El Primer Mandatario Nacional Nicolás Maduro Moros debe cumplir su juramento ante el pueblo venezolano que lo respaldó y también el que se abstuvo por una misma razón: el hambre y la guerra económica.
¡Amanecerá y veremos!