¿Realismo mágico o qué?

Nos volvimos a reunir los "vejetes" para tratar nuestro momento actual, y proyección futura, cruzar ideas, especular, criticar, comparar predicciones, medir nuestras precarias capacidades analíticas y hasta poner a prueba nuestros niveles de anclaje en la realidad. Pero esta vez se incorporó un amigo intelectual quién pacientemente nos oyó un buen rato; y se abrió con una reflexión, definiendo la situación venezolana como "Realismo Mágico" y nos aclaró---No es que intente, saltar hacia la literatura para evadir el profundo dramatismo, de los planteamientos y opiniones de ustedes, sino que esto escapa al manejo de simples datos, emociones, frases políticas y a la ligereza de decisiones pragmáticas, es decir, que posiblemente carezcamos o no empleamos los instrumentos idóneos que nos permitan abordar el fenómeno.

Los tiempos tienen sus complejas particularidades y sus crisis son multidimensionales, exigentes y, la incursión en ellas, dará los resultados cualitativos atendiendo a la solvencia en el manejo de las condiciones "subjetivas y objetivas". No sería de extrañar que a la venezolana se le agregue una "crisis teórica e intelectual", no por la inexistencia ayer y hoy en nuestra nación, de pensadores en distintas disciplinas, sino por ser voces aisladas, no suficientemente valoradas—Ante este escardillazo intelectual, un camarada hizo una observación-- comenzando abril, falleció el ingeniero civil Jairo Larotta, profesional de amplia formación profesional, asiduo colaborador de este portal Aporrea, en temas económicos, que incluso, para legos como uno resultaban interesantes, lamentablemente no recuerdo algún debate que se haya suscitado, entre los responsables de la economía y la política en torno a sus opiniones,-- mucho silencio--

Recordamos la campaña electoral parlamentaria del 2015, la oposición fue radical, contundente en las ofertas, se acabarían las colas y desde la Asamblea Nacional avanzarían a la toma del poder. El terreno estaba abonado, la crisis económica tomaba fuertes posiciones, muertos y heridos, incendios de cuanta cosa que pudiese coger candela, incluyendo a algún indefenso peatón. Se había impuesto una situación calamitosa en algunas urbes estratégicas y en buena parte del país.

Por otra parte, al gobierno lo vimos en programas triunfalistas en TV, asignando cual CNE, las diputaciones que según sus cálculos se "ganarían" casi todas con amplio margen , en otros lugares se practicó el calco y copia, de los vicios clientelares de la socialdemocracia de la IV República. Luego vimos al líder opositor Ramos Allup, desalojando la iconografía Bolivariana del Palacio Federal, tal cual lo hiciera en el siglo XV el jefe Otomano, con los símbolos cristianos en la catedral de Santa Sofía al tomar Constantinopla, y aquí, en el púlpito del Palacio Guzmancista, en nuestro siglo XXI, el candidato a Sultán, puso un plazo perentorio para la defenestración presidencial.

Pero los hechos históricos, aunque son construcciones humanas, no siempre atienden a caprichos, envanecimientos, deseos, O impulsos; al parecer, se requieren otros elementos que no están en el pragmático portafolio de numerosos líderes de nuestro tiempo. Acabamos de salir de un evento electoral, nos llenamos de victorias, pregonamos Urbi et Orbi, nuestro orgullo democrático, somos triunfadores, elecciones van y vienen, y las que nos pongan las bateamos de jonrón, que sean "victorias pírricas, o avasallantes", no importa, analistas del pensamiento político consideran la discusión improcedente e irrelevante ¡¡ganamos!! Y con esta expresión debe sellarse "a cal y canto" la epopeya electoral de mayo.

En el fondo pueden tener razón, no vaya a ser que caigamos como hace seis siglos en una compleja discusión sobre el "sexo de los ángeles", mientras los turcos destruían las murallas de la fortaleza Bizantina. Sin embargo, como estamos en otro tiempo, donde las palabras y las opiniones se van imponiendo sobre las catapultas y arietes, la quema de libros y de herejes; además de la sabrosura del conversar, del oír, del decir, el de convencer y ser convencido, y el de escribir, es una opción que no debe cerrarse.

Pero la REALIDAD ¡¡¡Ay la realidad!!! Aquella que está más allá de la muchedumbre, de las pancartas y consignas, de las emociones, de los aplausos, del ego de los líderes, de los abrazos y del besuqueo, del "dejarse ver" de los farsantes aduladores y de la burocracia acomodaticia ¡¡¡EXISTE!!!

Hablamos de la realidad en la intimidad de nuestra conciencia, y esta, salta a la vida cotidiana, donde participamos y sufrimos junto a nuestros vecinos, los precarios servicios públicos; teléfono, agua, gas, aseo urbano, seguridad; el saqueo de nuestros bolsillos por los mercaderes de víveres y medicamentos, montándonos a duras penas, en los camiones de barandas y camionetas picot, que se han trocado en transporte público.

Entonces, el asunto no es individual, de una imprudente opinión, es social pasa por encima de los candidatos a inquisidores, o del "Chito" de Gómez, pues se trata de la disminución acelerada de las condiciones de vida de los hombres, mujeres, ancianos y niños de la Patria, de la Nación, de la República, de la historia de hoy y de mañana de nuestro pueblo.

En la tarde del domingo 20 de mayo, (5.PM) al salir del centro electoral donde voté, sin nadie delante y nadie detrás, me encontré con unas calles desoladas, y una atmósfera que me hizo pensar en tempestades. Las revoluciones son duras, dolorosas, la experiencia humana lo certifica, ella tiene esencias, la gente lo percibe, cuando ellas no impregnan a una mayoría social, y, por el contrario queda reducida a una élite o Clase Política que, por muy esclarecida que sea, harán otra cosa, pero no una revolución.

Los vejetes, descendemos de esta conversación de la alta política, donde nadie nos ha llamado; para ir a comprar algunos alimentos, es decir, salimos a enfrentar las fortalezas comerciales, sin arietes y catapultas, como simples clientes, produciéndose un hecho curioso, los verdaderos asediados resultamos ser los ciudadanos ¡¡por ahora!!

LA REVOLUCIÓN ES CULTURAL



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Rafael Castro

Especializado en Gestión Cultural. Colaborador y Fundador de Instituciones de la Cultura, en el Sector Público y Privado.

 racasce@gmail.com      @racas42

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