Un diálogo hacia dentro

"Conviene que combatan las ideas, para que no tengan que combatir las personas"

(Karl Popper).

Nuevamente luego de superadas las elecciones donde resultó reelecto el Presidente Nicolás Maduro para un nuevo período 2019- 2025, aparece de nuevo ante la opinión pública la palabra diálogo, como una salida para la búsqueda de soluciones a los principales problemas del país.

El camino escogido por el pueblo venezolano bajo el liderazgo del Comandante Hugo Chávez luego del “Caracazo” de 1989 y del famoso “Por Ahora” del 4 de febrero de 1992, ha continuado en la historia y navega en el ambiente, bajo la célebre sentencia de “Prohibido Olvidar”.

El tiempo transcurre aceleradamente y con los cambios que se dan de manera inesperada, como un torbellino que avanza sin que nadie lo detenga, se abre paso ante una nueva historia de la cual habían anunciado su fin los eruditos pero que se devuelve a su punto de partida de manera indetenible.

Los protagonistas en nuestro caso, enarbolando las banderas de una Revolución, no cesamos en la lucha por construir un mundo mejor, inspirados en el legado del hijo de Sabaneta, comandante Hugo Rafael Chávez Frías y su Plan de la Patria.

Ha transcurrido el tiempo y los avatares de una lucha permanente, desnudan los intereses ocultos de una dependencia a la cual habíamos estado atados, desde la lucha de la independencia en manos de Bolívar y la cual fue entregada a los apetitos oligárquicos del imperio norteamericano, desde la Cosiata de 1830 con los cipayos Francisco de Paula Santander (Colombia) y José Antonio Páez (Venezuela).

Luego vendrían nuevos intentos de libertad en la Guerra de la Federación con Ezequiel Zamora y su grito de “tierra y hombres libres”, más los embates nacionalistas desde el Táchira con el general Cipriano Castro, traicionado por su compadre, el general Juan Vicente Gómez.

Los ciclos se repetirían al paso de los años con intentos nacionalistas hasta la caída del Presidente Isaías Medina, luego la dictadura de Marcos Evangelista Pérez Jiménez, el período de la dictadura democrática de los cuarenta años, adeco - copeyanos, hasta la llegada del centauro Hugo Chávez Frías con su Revolución Bolivariana.

Luego de golpes, paros petroleros, guarimbas y guerra económica, la dinámica ha continuado en la búsqueda del paraíso perdido, sin violencia y al encuentro de la paz tan anhelada, la cual transita hoy bajo el acoso del mismo imperio del Norte y del entreguismo de cipayos criollos y traidores, quienes como perritos falderos venden su alma al diablo.

No ha sido fácil el camino como lo había predicho el Presidente fallecido, quien dormita en el Cuartel de la Montaña, luego de entregar el testigo al autobusero Nicolás Maduro, a quien por cierto persigue también el imperio por seguir tras el rumbo de una nación soberana e independiente y, velar por el resguardo de las riquezas que pertenecen al pueblo venezolano.

La guerra ha continuado de victoria en victoria por el sendero de los votos y a la luz de una Constituyente, la cual hoy construye la democracia participativa y protagónica bajo una implacable guerra económica, sin cuartel y despiadada contra el pueblo venezolano.

El guion del imperio ha sido actualizado y tropicalizado por el Comando Sur, a la espera de una orden invasora del Pentágono y del nuevo inquilino de la Casa Blanca, Donald Trump; líder formado en los mercados bursátiles y neoyorquinos, sin escrúpulos y desde donde con dinero se puede comprar hasta la silla y la corona de la presidencia de los EEUU.

No la tenemos fácil y ante el reto de cumplir el legado de Chávez con el Plan de la Patria, el Presidente Nicolás Maduro sigue victorioso y apela de nuevo al diálogo, como el arma de quienes tienen razón.

Todo ello, aunque ya antes hayamos sido sometidos a una prueba de sordos, la cual caracteriza a la oposición venezolana encarnada ayer en la desaparecida MUD y hoy, enmascarada en un Frente Amplio que no sabemos si es chicha o es limonada.

El llamado al diálogo – nuevamente – por el Presidente Nicolás Maduro ha traído la desconfianza a los políticos de la Revolución y al pueblo mismo, por conocer la reincidente traición que caracteriza a los sectores de la oposición y al empresariado venezolano, nacidos en el seno de un sistema neoliberal y de agallas capitalistas.

En verdad muchos nos preguntamos si no es una terquedad o un círculo vicioso, convocar a un diálogo con lo que queda de la oposición venezolana – si es que la hay – o con los empresarios formados en la escuela de Fedecámaras y de las empresas americano – europeas, quienes sólo saben saquear materias primas o chulear las divisas del Estado Venezolano.

Quienes calificamos como un desgaste o una pérdida de tiempo el diálogo con la derecha y los enemigos de la Revolución, nos inclinamos porque debe haber antes un llamado al diálogo por parte del Gobierno pero hacia dentro. En otras palabras, un diálogo entre las propias fuerzas internas de la Revolución.

¿Por qué defendemos esta tesis? Lo hacemos porque pensamos que primero debemos limpiar nuestra propia casa de comejenes y traidores, disfrazados de rojo rojito, antes de que destruyan por dentro nuestra Revolución y le hagan el juego a la derecha.

Una vez superada con valentía esta prueba dentro de las fuerzas revolucionarias, ya depurados y fortalecidos, pasaríamos a la etapa de un auténtico diálogo - sin perder tiempo - con las fuerzas que pululan en la desgastada oposición y en los demás sectores, políticos, económicos, empresariales e incluso religiosos.

Las bases revolucionarias hay que oírlas. En todos los sectores (como un secreto a voces) se pide un verdadero diálogo interno - a calzón quitado - entre los propios revolucionarios para echar a patadas a quienes sean identificados como convictos y confesos por corrupción y como traidores o representantes de una quinta columna que destruye la Revolución Bolivariana.

Sólo hace falta que nos liberemos del miedo y lancemos la primera piedra, sin que por ello no dejemos nuestros principios y de darle la razón al Presidente Obrero Nicolás Maduro - hijo de Chávez - en su insistente lucha por un auténtico diálogo, el cual es necesario y muy bien se merece el pueblo venezolano, para avanzar y consolidar la Revolución Bolivariana.

¡Amanecerá y veremos!


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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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