Los precios de frutas, verduras, hortalizas y legumbres, que provienen de esta tierra fértil y generosa, han caído en las garras de una estrategia politiquera. La diferencia de comprar un kilo de cualquiera de estos rubros, es abismal en lugares similares a escasos metros uno de otro, ventas que han proliferado en toda la extensión del país, reflejo indicativo a la postre de que NO ES precisamente el gobierno, el culpable de la especulación.
Tampoco se trata de exonerar las promesas del Ejecutivo, burlarse de los anuncios, ni descalificarlos, igualmente lejos presuntas intenciones celestinas ante cualquier inacción, o vicios que emanen del campo oficialista. El deber ser del revolucionario es, contribuir a la lucha frontal contra los enemigos de la patria, desesperados por convocar a una explosión social inducida, vista su incapacidad para conquistar el voto mayoritario de la colectividad.
A 2 semanas de las elecciones del 20 de Mayo 2018, y luego de observar los comicios fraudulentos descarados en Colombia, la renuncia del capitalista Presidente paraguayo Cartes y el destino de su homólogo, (por pandillero de cuello blanco) el español Rajoy, sacado por corrupto, me enorgullece el sistema electoral nacional y la revolución socialista, sometidos al desafuero internacional montado contra nuestro exceso de democracia ejemplar y pacífica, que vence y convence.
Mientras más tiempo transcurre en la práctica de la especulación salvaje que a cada instante nos trae desazón y molestia, menos se escucha en las colas culpabilizar al Presidente Nicolás Maduro, graduado de hombre de paz y diálogo, víctima de uno de los ataques más feroces y calculados criminalmente, para expulsarlo de la historia política mundial.
