La falta de sindéresis de dirigentes opositores en el desempeño que les observamos en los medios, en especial entrevistados en determinados programas de TV, les hace aliados, involuntarios pero aliados, a la seriedad presidencial que ordena fórmulas a fin de enfrentar nuestra complicada situación diaria. Encumbrados jefes de la oposición venezolana resultan torpes, o cuando menos antipáticos, botando por la borda las oportunidades que alcanzan circunstancialmente, gracias al voto popular.
Militante formada en la politiquería de la escuela adeca, la señora gobernadora del Estado Táchira emula a su jefe el casi innombrable Ramos Mamut, en la manía de interpretar extremadamente mal los logros electorales. Antepone el pensamiento radical tachirense regionalista, pensando en ocupar la Presidencia de Venezuela, para seguir la historia de haber tenido a una ciudadana nacida en el Táchira, designada primera Gobernadora de un estado venezolano, su paisana Aura Celina Casanova.
Nadie le quita derecho a ser opositora exitosa a la dirigente tachirense Laydi Gomez, que confesó en "Wladimir a la una" en Globoterror, "a Dios gracias cumpliré mi sueño de ser madre". Pese a ello empaña su felicidad materna, prometiendo ayuda a un terrorista. Entiendo el incomparable amor de madre, pero la Gobernadora del Táchira apoya dejar libre un tipo que afirmó "soy terrorista, hay que llevar violencia y dar de baja aguacates..." refiriéndose a matar guardias nacionales. En política se recogen frutos, o se pagan "metidas de extremidades inferiores".
