Después del 20-M y sus resultados electorales, el presidente Maduro ha realizado varias reuniones ministeriales de baja monta, con el agravante de que no se ha tomado, ni siquiera en mención, alguna medida que induzca a pensar que vamos a salir del oscuro ambiente socio económico que reina en el país. Tan solo el presidente pudo tomar la medida de suspender la instalación de un cono monetario inconsulto y a toda luz desarticulado de la realidad económica del país. Allí quien salió perdiendo es Venezuela y su pueblo despavorido. Pero el presidente nada entiende de eso y nada habla de cómo liberar al pueblo del cordón inclemente que lleva colgado al cuello, producto de sus medidas cargadas de errores.. No habla el presidente de la deplorable situación en que se encuentra un pueblo hambriento descalzo y en las peores condiciones de vida. Tampoco habla Maduro de las peores condiciones en que se está transportando el pueblo más pobre usando camiones volteos y de estacas y camionetas destartaladas, vehículos sin las más mininas condiciones de seguridad. Ni habla el presidente de las condiciones extremamente ruinosas de las calles avenidas y carreteras del país, sumergidas en una desidia corporal de gobierno e instituciones. Menos habla el presidente de la inconmensurable fuga de recursos humanos desde las empresas del estado huyendo de los salarios menguados que les proporciona la revolución. Y ni se le ocurre al primer mandatario exponer las causas del porqué millones de venezolanos abarrotan los terminales marítimos, aéreos y terrestres del país para buscar, allende de los mares, lo que su patria a causa de un gobierno errático, osa negarles. Pero algo que es de anti ojito, tampoco lo dice. No dice que los niños a las escuelas no asisten, porque no tienen merienda, ni cuadernos, ni libros, ni uniformes ni zapatos. Y que los jóvenes universitarios abandonan las aulas por motivos semejantes para salir del país en busca de mejores destinos. Escurre el bulto el presidente para acogerse al mutismo desproporcionado. Tiene dificultad el presidente en abordar el tema de la salud popular. No se atreve a decir el presidente, que los niños, mujeres y terceretáreos mueren en los hospitales porque no hay curas para el cáncer, la diabetes o una simple diarrea. Imposible que reconozca el mandatario que ya el índice de mortalidad infantil ha aumentado y que la muerte a los venezolanos del común, les llega más temprano. No es socialismo, entonces esto. Porque el socialismo va a las mejores calidades de vida de los ciudadanos. Pero si no se dice la verdad que explota al rostro y se escabullen las soluciones, se extinguen las posibilidades de subsistencia de un gobierno que no escucha y menos reconoce la problemática de sus gobernados y así, lamentablemente cualquier sistema de gobierno se empuja así mismo al frio maderal del cadalso