Uno no sabe qué numen de insólita presencia, inspira al presidente para atinar en la escogencia de sus más cercanos colaboradores. Porque es que es seria la equivocación consecutiva en tales ejecuciones. Y al observar la pléyade que conforman el cuerpo de ministros reciennombrados, uno sigue pensando que el espíritu de la equivocación perdura, mal que pese a los venezolanos, sobre los arietes del gobierno. y no es que uno quiera que todo a Maduro le salga mal. No.
Es como un conjuro que a rasgos de extrema abominación persigue a este gobierno hacia fatales destinos. Lamentablemente el estado de inopia colectiva en lo más profundo del pueblo todo es la más radical prueba de tales aseveraciones. Lo primero que habrá que expresar es que un equipo de la envergadura de un gabinete presidencial no obedece a razones de género o edad, sino mas bien a condiciones especiales de acrisolados conocimiento e integración en las lides que se pretende acometer.
Que se nombre una vicepresidenta y un ministro de economía altamente deliberantes en los procesos internacionales en los que se ha visto envuelto el país, no ayuda en nada la recuperación económica, ni asoma lazos de afecto que permitan una apertura hacia los canales de inversión de los países que le han sido adversos a Venezuela. Eso es elemental en el manejo diplomático de un estadista. Porque vamos a estar claros de que Venezuela necesita de un alta inversión que puede estar por encima de los cincuenta mil millones de dólares para salir de esta protuberante crisis. Pero a pesar de que realmente hay un pequeño grupo de ministros nuevos también parecen bisoños en tan grandes responsabilidades.
Entonces queda la profunda duda respecto a su performance inmediata que podría vislumbrar estadísticamente sus probabilidades de éxito. Porque por ejemplo la nombrada ministra de Turismo, por ocho años gobernadora de Falcón, si por sus acometidas en ese estado básicamente turístico, se habrán de evaluar sus proyecciones de éxito, la verdad es que quedaría totalmente aplazada. Algo parecido habrá que especular sobre el ministro Dante Rivas y sus erráticas gestiones en cada instancia que ha intentado acometer.
Por eso la gestión histórica y el brillo profesional son la base de los éxitos en cualquier actividad. Y no se puede advertir en el equipo que esta semana anunció Maduro tales virtudes o al menos en circunstancias pretéritas no las han presentado. El presidente necesita un halo de sustento que el mismo se niega.
Y mientras tanto envuelto el país en la más enorme crisis, espera impaciente algún tino presidencial que ponga en el camino de la esperanza la solución de los males que tanto agobio han posado sobre la patria.