Una cosa es que se opine sobre la conveniencia o no de determinadas actuaciones, sobre todo cuando se trata de un reto, y otra es que se pretenda decidir por el retado. Ahora resulta que tenemos cualquier cantidad de jefes de campaña de la revolución dando, no sus argumentos sobre la conveniencia o no del debate de Chávez con Rosales, sino explicando por qué Chávez no debatirá con Rosales. ¡Coño!, dejen que sea el comandante el que decida. Provocan repetirles la copla de Florentino:
No se asusten, compañeros,
déjenlo, que yo lo atajo,
déjenlo que suelte el bongo
pá´que lo coja agua abajo;
déjenlo parar rodeo
que yo lo desparpajo,
déjenlo que pinte suertes
que yo sabré si lo barajo.